Apologética en la Liturgia de la Palabra
IV Domingo de Pascua, Ciclo B.
Lecturas del día: Hch 4, 8–12; Sal 117, 1, 8, 21–23, 26, 28, 29; 1Jn 3, 1–2; Jn 10, 11–18.
Comentario:
Es bien difícil que una persona hable bien de la Iglesia Católica, si cuando era católica era ignorante de la doctrina, origen y naturaleza de su propia Iglesia. Si era perezosa, apática, y le dominaba la desidia y la mundanidad, ¿Cómo podemos esperar que se expresen bien de ésta Iglesia después de brincar hacia la primera secta que encuentran, o en el vaivén de una a otra secta que recorren?
Esto hay que tomarlo muy en cuenta para entender y responder a las calumnias que las sectas hacen hacia la Iglesia Católica cuando interpretan el siguiente texto que leemos hoy en la Liturgia de la Palabra: “Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos» (Hch 4, 12). Piensan que la Iglesia Católica se aparta de Cristo para ir a los Santos.
Si se quedan mirando los errores de algún católico semejante a ellos (ignorante y desobediente a la doctrina y fe de la Iglesia Católica) y lo ven haciendo un trato o uso inadecuado de su relación hacia los Santos, salen a decir que es la Iglesia Católica la que enseña y adoctrina para que actúen de tal manera, emborrachándose o practicando la hechicería, el espiritismo o la brujería; pero, si leyeran el Catecismo de la Iglesia Católica y el resto de sus documentos doctrinales, si oyeran la predicación de los Sacerdotes, sabrían distinguir que, al igual que en sus propias organizaciones, donde el que se autonombra «pastor» dice una cosa y ellos mismos o sus seguidores hacen otra, también en la Iglesia Católica hay desobedientes y rebeldes que se hacen los sordos ante la voz de los legítimos pastores.
Si dejaran a un lado su ambición al dinero y sus prejuicios anti católicos, y con transparencia examinaran los textos bíblicos que la Iglesia utiliza en la Liturgia de hoy, se darían cuenta que en la segunda lectura, de 1Jn 3, 1-2, se hace alusión a los Santos, cuando dice que, si bien ahora somos hijos de Dios por el bautismo y esa es ya una elevada dignidad que Dios nos concede, mucho mayor será la honra y gloria que Dios nos tiene destinada si vivimos a la perfección su voluntad: ”seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es”. Aquí vemos explícita la doctrina de los Santos, ¿por qué la niegan y se hacen enemigos de ella? La respuesta no puede ser otra: el demonio les hace detestar ser santos.
Dijo Jesucristo: ”también tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor” (Jn 10, 16). Se debe admitir que al decir “QUE NO SON DE ESTE REDIL”, necesariamente debemos unir sus palabras a las que se leen en Mc 16, 17-19; Mt 16, 17-19 y Jn 21, 15-17 y reconocer, que tal rebaño es la única Iglesia que Él fundó, y que las ovejas que están en otros rebaños deben ir, o deben volver, a su rebaño madre: la Iglesia Católica.
Para compartir:
1. ¿Te ha pasado que, por desconocimiento de la Iglesia Católica, la haz juzgado con prejuicios y calumnias?
2. ¿Has actuado con obediencia y amor ante la fe y doctrina de la Iglesia que Cristo fundó?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc