Martes, XXVIII Semana del T. Ordinario
*Lecturas del día:* Gal 5, 1-6; Sal 118; Lc 11, 37-41.
*Comentario:*
Durante estos días la Liturgia nos ha ofrecido la lectura del libro de Gálatas y, con ello, la ruptura que Cristo trajo a todas las costumbres y ordenanzas antiguas; porque, a partir de Él llegó la plenitud de los tiempos y la realización definitiva de todas las promesas de Salvación hechas a los antiguos padres mediante los profetas.
En el santo evangelio se puede apreciar la profunda y radical distancia entre dos sistemas que no podían al mismo tiempo convivir: por un lado, la Ley antigua, con el sacerdocio levítico y los doctores de la ley a su cabeza, gobernando los asuntos religiosos en el pueblo de las doce tribus de Israel; y, por otro, la nueva Alianza, con Jesucristo Sumo y eterno Sacerdote según el rito de Melquisedec, quien estableció para gobernar su Reino a Pedro *(cf. Mt 16, 17-19)* con el resto del Colegio apostólico, cuya descendencia llega hasta nosotros mediante el Papa y la Sucesión Apostólica.
En esa misma dirección se ubica la primera lectura, escrita por Pablo a los Gálatas. Continúa la brillante exposición que hizo a finales del capítulo tres, donde le hace saber a los cristianos que deben separarse de la antigua Alianza para poder pasar a la Nueva; salir de la esclavitud de las obras de la Ley para adquirir en Cristo la libertad de los hijos de Dios.
Hoy, en el capítulo cinco, le vemos alertándoles para que no se dejen seducir ni devolver a la antigua esclavitud por aquellos que hacen alarde de pertenecer a Cristo y la nueva Alianza, pero, en la práctica, viven como perfectos obreros del demonio tratando de impedir que rompan las cadenas y los cepos de los antiguos preceptos que los acusaban. El que llevó a Adán y Eva a hacer caer a todos en la muerte por el pecado *(cf. Rm 5, 12-19),* no iba a dejar de pelear por su trofeo, obstaculizando que los hombres nazcan de nuevo y para siempre como nuevas criaturas redimidas y rescatadas de la muerte por Jesuristo.
Pablo advierte a los Gálatas para que no se dejen someter por los falsos cristianos que los quieren obligar a la Ley de la circuncisión. Hoy los vemos actuando, solo que con otros nombres y rostros (Testigos de Jehová, Pentecostales, Adventistas, Mormones,…), que intentan hacer tropezar a los cristianos con viejas leyes antiguas ya derogadas por Cristo en la cruz *(cf. Ef 2, 15; Col 2, 14):* el diezmo a Juro, el no comer sangre, las comidas impuras, el sábado como día sagrado.
En una canción que hice sobre el Diezmo obligado, una de las estrofas describe, en pocas palabras, a esos grupos sectarios de los que todo cristiano debe distanciarse:
_»No quieren la Nueva Alianza, prefieren la ley de Moisés. Dicen que siguen a Cristo, pero caminan para atrás.»_
_»Está en Gálatas cinco, en los versos tres y cuatro: Ellos rompieron con Cristo, para devolverse a la Ley.»_
*Para compartir:*
1.- _¿De qué modo las sectas hacen perder la libertad que nos da Jesucristo?_
2.- _¿Cómo ayudar a liberar a los que han caído en el engaño de las sectas que someten a la gente con leyes que no aplican en la Nueva Alianza?_
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc
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