Apologética en la Liturgia de la Palabra
Viernes, XVI Semana del T. Ordinario
Lecturas del día: Jer 3, 14–17; Jer 31, 10–13; Mt 13, 18–23.
Comentario:
La promesa hecha por Dios mediante el profeta Jeremías sobre la ciudad de Sión llevará a la Iglesia Católica a tantos que se desperdigaron con el caos de división originado por la rebelión protestante en el siglo XVI con Martín Lutero. Como hijos pródigos, muchos irán a Sión a pedir perdón, movidos por el amor de Cristo y la necesidad de la Verdad.
Dijo así el profeta Jeremías: “Volved, hijos apóstatas – oráculo de Yahvé – porque yo soy vuestro Señor. Os iré recogiendo uno a uno de cada ciudad, y por parejas de cada familia, y os traeré a Sión.” (Jer 3, 14). En dicha Ciudad las ovejas se liberan de comer el venenoso pasto de la mentira que los falsos pastores les daban a comer: “Os pondré pastores según mi corazón, que os den pasto de conocimiento y prudencia” (Jer 3, 15).
¿Cuál es esa ciudad de Sión?
Siempre que en la Biblia se nos hable de la nueva Jerusalén, de la Ciudad del Dios vivo, de la Ciudad de Sión (cf. Jer 3, 14-15; Sal 87; Ap 21, 2-3), se nos dirige a la Iglesia edificada por Cristo sobre los doce Apóstoles, y ensamblada en la unidad sobre Pedro [Cefas], para proteger de la dispersión a su rebaño (cf. Mt 16, 19; Jn 21, 15-17).
Muy contrario a lo que muchos miembros de las sectas dicen, que la Iglesia Católica fue fundada por hombres, la Palabra de Dios proclama el origen divino de la misma:
- Promesa: “Maravillas se dicen de ti, ciudad de Dios: «Yo cuento a Rahab y Babel entre los que me conocen. Filisteos, tirios y etíopes han nacido allí». Pero de Sión se ha de decir: «Todos han nacido en ella», la ha fundado el propio Altísimo.” (Sal 87, 5). Dios mismo, en persona, vendría a la tierra a fundar la ciudad de Sión, encumbrada en lo más alto del monte para congregar allí a habitantes de todas las naciones del orbe. Sión es, a su vez, esposa y madre de la cual todos los hijos de Dios nacen; y es, también, la Nación universal donde Dios va asentando en los registros de los pueblos, uno a uno, a los nuevos hijos; aludiendo, con ello, a los registros bautismales que se hacen hoy en cada una de las Parroquias católicas.
- Cumplimiento y gobierno de la Ciudad:* Jesús dijo a Simón: “Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro [Cefas=Roca], y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos» (Mt 16, 18-19).
- Proveniencia Divina y morada terrena:* “Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo. Y oí una fuerte voz que decía desde el trono: «Esta es la morada de Dios con los hombres. Pondrá su morada entre ellos y ellos serán su pueblo y él, Dios – con – ellos, será su Dios” (Ap 21, 2-3).
El antiguo Israel y la antigua Jerusalén con su templo, fueron figura profética de una nueva y gloriosa Ciudad, de un nuevo y más magnífico Templo: la Iglesia; congregada, no en templos de piedra, sino en el Cuerpo glorioso y santo de nuestro Señor Jesucristo.
Para compartir:
1.- ¿Qué nuevos rasgos sobre la Iglesia Católica has conocido con esta publicación?
2.- ¿Cómo ayudar a los hermanos protestantes a conocer el origen de la Iglesia Católica?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc