La Biblia está dividida en dos partes principales: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. Cada una de estas partes está conformada por una serie de libros, de ahí su nombre de Biblia que en griego es «Bibllion» y significa = libros o conjunto de libros. A esta «lista de libros inspirados por Dios» se le llama: «canon bíblico».
En el N.T. tanto los católicos como los protestantes (anglicanos, reformados y luteranos) tenemos 27 libros, en eso no hay desacuerdo. Pero en el Antiguo Testamento sí es diferente, pues los católicos tenemos 46 libros y los hermanos protestantes tienen 39. La diferencia son 7 libros, a los cuales ellos llaman deuterocanónicos (Tobías, Judit, Baruc, Sabiduría, Eclesiástico, 1 y 2 de Macabeos).
¿Por qué? He aquí la respuesta.
a) El Antiguo Testamento en tiempos de Cristo.
Cuando Jesucristo inicia su ministerio público obviamente no existía nada del Nuevo sino solamente del Antiguo Testamento, y de éste había dos cánones o listas que eran usadas. La primera lista con 46 libros era la llamada versión de los 70 o canon Alejandrino; el otro canon tenía menos libros, pues era de 39, y se le conocía como canon hebreo o palestinense. Las dos se usaban, pues no existía una sola lista cerrada que todos debían seguir. Hasta este momento si alguno optaba por usar una lista u otra era relativamente poco importante.
b) Los Apóstoles y sus discípulos usaron estos siete libros.
Como la versión de los setenta estaba escrita en griego, era ampliamente conocida. Los Apóstoles de Jesús usaron también estos libros al citar pasajes del Antiguo Testamento, incluyendo los siete que hoy en día algunos protestantes no aceptan y que los católicos sí para seguir el ejemplo de los Apóstoles. Aproximadamente dos terceras partes de las citas que los Apóstoles mencionaron están tomadas del canon alejandrino, es decir, de la lista que incluye estos siete libros deuterocanónicos.
Por lo tanto un primer comentario importante que hacer es que si los Apóstoles y sus discípulos los usaron, seguramente es porque ellos los veían como libros sagrados y por eso, años después, cuando se escribe el Nuevo Testamento que fue hecho casi totalmente en griego, no dudaron en usar esos siete libros y en dejarlos con referencias de haberlos usado.
Un ejemplo clarísimo está en Hb 11, 35 que nos anima a seguir el testimonio de los héroes del A.T: «las mujeres recibieron a sus muertos por la resurrección. Algunos fueron torturados, rehusando aceptar ser liberados, para poder levantarse nuevamente a una vida mejor».
Si buscamos donde está eso en la Biblia, en ninguna parte del Antiguo Testamento Protestante se encontrará, desde el principio hasta el final, desde el Génesis hasta Malaquías – no hay alguien siendo torturado y rehusando aceptar ser liberado, por su esperanza de una mejor resurrección.
Si quiere encontrar eso que se menciona en la carta a los hebreos, tiene que mirar en el Antiguo Testamento de una Biblia Católica. La historia donde se nos narra esa situación se encuentra en 2Mac 6,18; 7,42. Entonces no es a los católicos a los que nos sobran libros, sino a nuestros hermanos separados a quienes les faltan.
También en Hch 7,43, Esteban habla del «dios Refán», eso está tomado de la versión griega de los setenta que contiene los deuterocanónicos, pues en la otra versión que no los tiene se le llama «dios Quiyun» (Am 5,26). Así que si Esteban usó la palabra «Refán» es porque para ellos era normal la versión de «los setenta» que contiene los 7 libros que los protestantes rechazan y nosotros al igual que Esteban sí los aceptamos.
c) La Iglesia Católica fue la que estableció el canon bíblico (lista de libros inspirados).
Otra razón del por qué en la Iglesia Católica se usan estos libros en la Biblia es porque se quiere ser fiel a la lista que se aprobó en un principio por el cristianismo. Pongamos un ejemplo para que sea más sencillo: Si tenemos un libro “X” y una persona nos dice que le faltan páginas y otra nos dice que le sobran, una forma muy segura de saber quién tiene la razón es buscando al autor del libro y el libro original, de esa manera saldremos de dudas al comparar lo que nos dicen con lo que fue originalmente. En el caso de la Sagrada Escritura: ¿Quién? y ¿Cuándo? se tomó la decisión de definir qué libros debíamos tener en la Biblia.
Encontrémoslo en la historia: El canon de la Escritura, Antiguo y Nuevo Testamento, empezó a ser definido en el Concilio de Roma en el año 382, bajo la autoridad del Papa Dámaso I. Después se confirmó en el Concilio de Hipona en el 393 y en el Concilio de Cartago en el 397 y el 419. Es importante hacer notar que todos estos cánones eran idénticos a la moderna Biblia Católica, y todos ellos incluían los así llamados deuterocanónicos.
Así que si alguien dice que son más o menos hay que recurrir a la Iglesia Apostólica, que decidió cuántos y cuáles libros eran reconocidos como Palabra de Dios. Ella los reunió, ella los aprobó.
d) Los judíos se quedaron con el canon corto y los cristianos con el largo.
Mirando hacía lo que los judíos decidieron, encontramos que ellos aproximadamente en el año 90-100, también establecieron su canon o lista del Antiguo Testamento y se quedaron con el canon corto, principalmente porque para ellos lo que no estaba escrito en hebreo no tenía el mismo valor y con esto hicieron a un lado la lista más larga y por supuesto cualquier otro libro escrito en griego como lo fue el Nuevo Testamento.
Entonces los judíos se quedaron sin esos siete libros y los cristianos sí los incluyeron. ¿Si somos cristianos a quién vamos a obedecer? Por supuesto que a los responsables cristianos de aquellos tiempos. Ésta es otra razón por la que en la Biblia Católica sí son incluidos, por ser fieles al cristianismo primitivo. Incluso, hay algunos judíos como los de Etiopía que siguieron con el canon largo que incluye los siete libros que tenemos.
Recuerde que todos los puntos que estamos explicando los puede confirmar por usted mismo buscando, libros y enciclopedias que hablen sobre este tema.
Un último detalle importante es que, durante muchos siglos la Biblia protestante también tenía estos siete libros. Incluso Lutero, Zwinglio y Calvino los tuvieron en sus Biblias al menos como un apéndice.
Fue apenas en el año 1835 la primera vez que las imprimieron sin ellos. De hecho hoy en día gracias a la investigación, al ecumenismo y al amor a la verdad hay cada vez más protestantes serios que están volviendo a incluirlos en sus nuevas ediciones bíblicas.
NOTA: Este mismo texto lo puedes encontrar disponible para oírlo en el siguiente video:
O éste también, de Fernando Casanova. «Pablo, con 2 Tim 3, 16 sólo se refirió al A.T., y exactamente al canon Alejandrino o Griego.
[1] Tomado de: defiendetufe.org, por MARTÍN ZABALA M.P.D.
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