Apologética en la Liturgia de la Palabra
III Domingo de Cuaresma.
Lecturas del día: Éx 17, 3–7; Sal 94, 1–2. 6–9; Rm 5, 1–2. 5–8; Jn 4, 5–42
Comentario:
¿Es cierto, acaso, que no hay necesidad de la Iglesia Católica, ni del Papa, ni de la Virgen María, ni de los Santos, ni de los Sacramentos, porque en la Biblia dice que “por la fe, pues, hemos sido ‘hechos justos’, y estamos en paz con Dios por medio de Jesucristo, nuestro Señor?” (cf. Rm 5, 1).
Quien piense de ese modo pretende justificar algo que es incorrecto, y termina ideologizando a Cristo, es decir, haciéndose un Cristo aparte – idolatría – para eludir al verdadero, ignorar sus mandatos y desobedecer sus ordenanzas. En los versos siguientes veremos que, en ese versículo, san Pablo se refiere a algo muy diferente: permanecer fieles a Cristo en medio de las pruebas.
La verdadera fe es docilidad y disposición a creer, aceptar y obedecer todo cuando Cristo hizo, dijo y estableció para salvarnos. Cristo, para acceder a Él y recibir la Gracia de la Salvación, fundó una Iglesia (cf. Mt 16, 17-19), la hizo Cuerpo Suyo (cf. Ef 1, 22-23), y le encargó el pastoreo de Su rebaño y la administración de los Sacramentos (medios de Gracia) que Él, también, instituyó.
Una característica general del protestantismo es la reducción de la fe a un simple nominalismo cundido de conductismo: uso intenso de términos o ideas tomadas de la Biblia envueltas en la manipulación de los sentidos, las necesidades, los sentimientos, las emociones, el subjetivismo, la música, la predicación sensacionalista, las lisonjas de caridad (cf. 2Ts 2, 9), la ocupación total del tiempo, entre otras tácticas.
En el Evangelio de hoy, mientras Jesús habla con la samaritana, le dice: “Llega la hora, y ya estamos en ella, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad…” (Jn 4, 23-24). Esto discrepa abiertamente de los que establecen como lo más importante de una “iglesia” lo que se siente, se canta, se vende, produzca lucro, gane público y mueva multitudes. La fe cristiana va por caminos muy diferentes. Cristo, exige fidelidad a la verdad, y no tuvo reparo alguno en quedarse solo y dejar que se separara de él una gran muchedumbre que sólo le seguía por interés, y no por oír su palabra y comer de su cuerpo y de su sangre (cf. Jn 6, 48-68).
Para compartir:
1.- ¿Qué implica y significa tener fe en Cristo?
2.- ¿Tienes algún testimonio que puedas contar de lo que entienden los hermanos protestantes sobre tener fe?
Elaborado por:
P. Héctor Pernía, mfc