Viernes. III semana del Tiempo Ordinario, feria.
*Lecturas del día:* Hb 10, 32-39; Sal 36, 3-4.5-6.23-24.39-40; Mc 4, 26-34.
*Comentario:*
El evangelio de hoy trae una frase que evidencia quienes poseen la verdadera autoridad para interpretar las palabras de Jesús; leemos: “(…) Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado” (Mc 4, 34). Viendo el contexto del relato, notamos que el Señor Jesucristo predicaba a las multitudes por medio de parábolas; es decir, “el relato de un acontecimiento ficticio que permite transmitir un mensaje de contenido moral a través de una analogía, una comparación o una similitud” *(1)*.
Ahora bien, ¿por qué predicaba Cristo con parábolas? El mismo Señor, les comunicó a sus apóstoles la razón de esta estrategia. En *Mc 4, 11-12*, él les dice a “los doce” (es decir, a sus apóstoles): _“A ustedes, Dios les da a conocer el secreto de su reino; pero a los que están afuera se les dice todo por medio de parábolas, para que por más que miren, no vean, y por más que oigan, no entiendan, para que no se vuelvan a Dios, y él no los perdone” *(2)*_. Unas palabras que el evangelio de hoy complementa.
En efecto, hoy leemos que Jesús les “explicaba” a sus apóstoles “todo en privado”. Es decir, el mensaje que presentaba a las multitudes en parábolas era luego aclarado –sólo- a sus discípulos. No porque el mensaje fuese difícil de comprender ni porque fuese un conocimiento “reservado” para una casta de “escogidos” (con rituales y secretos que no se deben difundir, al estilo de las “Logias Masónicas”), por el contrario, el evangelio es “universal” (Mt 28, 19; Mc 16, 15.20) y Dios “quiere que todos se salven y lleguen a conocer la verdad” (1 Tim 2, 4); sino porque el mensaje debía ser: primero, preservado libre de error (y aquello que se explica en grupos pequeños se aprende mejor) y, segundo, que a los judíos – principal audiencia de Jesús- les fue divinamente impedido en primer momento la aceptación del evangelio, para abrirle las puertas de la salvación a toda la humanidad (Rm 11, 25-28).
Desde Pentecostés aquellas “explicaciones” que recibieron “en privado” los apóstoles continúan siendo difundidas a todos, para que podamos comprender y aceptar el mensaje del evangelio. Tal difusión, libre de errores, la tenemos armónicamente entre la palabra escrita de Dios (la Biblia) y en aquello que la Iglesia llama “tradición apostólica”; “tradición” esta que es continuada por la “sucesión apostólica” en nuestros Obispos *(3)*.
*Fuente:*
*(1)* Consultado en línea, disponible en: https://definicion.de/parabola/
*(2)* Dios Habla Hoy, La Biblia con Deuterocanónicos.
*(3)* Catecismo de la Iglesia Católica, Numerales: 75 al 79.
*Para compartir:*
1.- ¿Qué importancia tiene la tradición apostólica y el Magisterio de la Iglesia en la preservación y difusión del mensaje de Jesucristo?
2.- ¿Crees que es posible prescindir de la tradición apostólica ya que tenemos la Biblia al libre acceso de cualquier persona? ¿Qué responderías a quienes piensan que sí?
*Elaborado por:*
Nelson Ledezma, mfc