Lecturas del día: 1Re 19, 19–21; Sal 16, 1–2, 5, 7–10; Mt 5, 33–37.
Comentario:
¡Qué noble el corazón de Eliseo! Se desprende tan de pronto de sus doce yuntas de bueyes, todo un capital de fortuna, y se va tras Elías que tan solo le dio su manto. ¡Qué confianza tan extrema en el presente y en Dios!, ¡Qué ejemplo de libertad ante los bienes materiales que posee!, ¡Qué pureza de corazón!, que no se dejaba seducir ni codiciar por los bienes de este mundo. Se ve, a leguas, que su bien supremo era otro, vio en Elías la oportunidad de obtenerlo, y no lo pensó dos veces. Lo que más sorprende, es que apuesta por Elías cuando más derrotado y abatido estaba Elías, ya que andaba huyendo de la persecución de los israelitas, luego que él les denunció su vida de pecado.
El testimonio de Eliseo es figura del desprendimiento y la libertad que Cristo exigió a sus discípulos que luego envió a predicar el Evangelio: ”Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja” (Mc 6, 8). Y en otro momento les preguntó: «Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin sandalias, ¿os faltó algo?» Ellos dijeron: «Nada.» (Lc 22, 35)
Este ejemplo tan precioso de abandono en la providencia de Dios choca estrepitosamente con la idolatría al dinero y apego a los bienes materiales que mancha el evangelio en muchos lugares actualmente. Unos, porque inventan su propio evangelio, al que llaman, de la prosperidad y terminan incitando a sus seguidores a la avaricia y la vanidad; otros, porque valiéndose de la inocencia y la buena fe de muchas personas sencillas, hacen de la fe un negocio y arropan a las personas con manipulaciones bíblicas para extraerles sus ingresos y bienes, a punta de supuestos pactos, ofrendas, contribuciones y diesmos para Dios.
El Papa Francisco y otros predecesores suyos han llamado la atención por la infestación de este mismo escándalo de la Iglesia: el confort, el lucro y el alejamiento y olvido de las miserias que viven muchos hermanos, incluso en sus propias familias.
La Iglesia Católica no escapa de este pecado, a través de la historia el sucesor de San Pedro (Francisco y sus predecesores) ha sido objeto de críticas por la infestación de este escándalo en miembros de la Iglesia: el confort, el lucro y el alejamiento y olvido de las miserias que viven muchos hermanos, incluso en sus propias familias
“El amor al dinero es la raíz de todos los males” (1 Tim. 6, 10). ¡Grave sentencia de San Pablo! Pero notemos algo: no dice que el dinero mismo sea la raíz de todos los males, sino “el amor al dinero”. Porque nuestro amor tiene que dirigirse a Dios y a los hombres, no a los bienes materiales.” _Existe, entonces, un peligro real en buscar acumular dinero y riquezas. Tanto así que Jesús nos advierte: _“Créanme que a un rico se le hace muy difícil entrar al Reino de los Cielos” (Mt. 19, 23). Se refería el Señor a esos ricos que aman tanto al dinero, que lo prefieren a Dios.” (1)
Fuente:
[1] “Diccionario de Respuestas Católicas”, Dinero y bienes materiales; e-Sword – the Sword of the LORD with an electronic edge
1.- ¿Qué enseñanza nos da el ejemplo de Eliseo ante la tentación de la idolatría al dinero y los bienes materiales?
2.- ¿En qué medida la ambición y la codicia al dinero pueden afectar la credibilidad al evangelio?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc
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