Miércoles, II Semana. Tiempo Ordinario.
- Meditemos un momento el Santo Evangelio de hoy, tomado de Mc 3, 1-6.
- Hoy, como ayer con los fariseos y escribas, los Adventistas obligan y prohíben a sus miembros hacer cualquier actividad los días sábados.
- “Los fariseos estaban al acecho para ver si Jesús curaba en sábado y acusarlo“. (Mc 3,2) ¿Hoy a caso no sufren lo mismo los que pertenecen a la religión adventista?
- Cuando Jesús les preguntó si también estaba prohibido salvarle la vida a un hombre en sábado o si había que dejarlo morir. Y ellos se quedaron callados. (Mc 3,4) También hoy la religión Adventista pone la ley del sábado por encima de cualquier urgencia, necesidad o deber. Eso es caer en idolatría, ya que DIOS ES AMOR y ninguna ley ‘religiosa’ puede ser superior a Él y al mandamiento del Amor.
- Jesús se sintió dolido por la obstinación de los fariseos, y le sanó el brazo al paralítico. Igual se siente hoy ante la idéntica obstinación de conservar intacta la mlsma costumbre de aquellos que hacían tan intocable al sábado como si éste fuera dios.
- Luego que curó al paralítico el sábado los fariseos y herodianos se pusieron a planear el modo de acabar con él. (Mc 3, 6) Cristo murió por no cumplir el sábado. ¿Qué harían hoy quienes heredan ciegamente la imposición de dicha ley?
- Pregunta para compartir:
¿Por qué entonces los líderes Adventistas no hacen lo mismo con sus seguidores de Cristo que no cumplen esta misma ley? - Elaborado por:
Pbro Héctor Pernía, mfc