Andy Rodríguez, mfc; Sandra Rodriguez, mfc
¿Son los principios del mentalismo metafísico verdades confiables?
(401) Uno de los pilares doctrinarios de la nueva era lo constituye la metafísica con sus siete principios doctrinarios:
a. El mentalismo: “todo es mente”. Lo que tú esperas que suceda, lo que tú decretes que sucede sucederá, al cambiar tu modo de pensar, se transforma lo exterior, por ello el mundo no es ni bueno ni malo.
b. Principio de correspondencia: “Como es abajo es arriba, como arriba es abajo” (así interpretan el versículo bíblico: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra…” (Gn 1,1) por ello, viendo lo terrenal podemos descifrar y traducir lo que ocurre en otros planos. En cada plano existen adelantados que ya están casi a punto de ascender al próximo plano de conciencia.
c. Principio de vibración: establece que todo está en movimiento circular en torno a algo más grande, todo vibra. Por ello los cuerpos a alta frecuencia (espíritus y ángeles) no son visibles, son transparentes. Mientras los cuerpos humanos son de baja vibración.
d. Principio de la polaridad: afirma que todo es dual, todo tiene dos polos o pares opuestos. El Espíritu y la Materia son polos de la misma cosa.
e. Ley ritmo o del péndulo: según la cual todo fluye y refluye, todo tiene sus períodos de avance y retroceso, ascenso y descenso.
f. Causa y efecto: los pensamientos son energía que genera la mente y sale de ella en forma de vibraciones que por la ley del ritmo regresa trayéndonos lo que hemos sembrado. No existen casualidades.
g. Principio de generación: cuyo lema es que todo tiene su principio masculino y femenino, padre y madre[1].
¿Qué nos dice la palabra de Dios sobre el mentalismo metafísico?
(402) Esta creencia pretende establecer que en base a pura mente somos los arquitectos de nuestro destino; que el pensamiento tiene el poder de crear, constituyendo esta premisa el punto de partida para que el hombre vuelva a acariciar su deseo antiguo de ser como Dios, cayendo en la tentación de Adán y Eva (cf. Gn 2-3) (En este principio se basan los libros y videos: «Cómo hacerse rico», «La magia de curarse uno mismo», «la prosperidad a tu alcance», «el Secreto», etc.)
Los adeptos a la nueva era argumentan que el Prov 23,7 de Salomón: “Porque según piensa en su alma, así es…”, y los versículos Mt 7,8 y Mt 7,7: “Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta”, soportan este principio. Sin embargo, se ignoran los pasajes que explícitamente sí explican lo que verdaderamente da poder, que no es el pensamiento sino la fe. Además, se ignoran los párrafos anteriores, en que Jesús aclara que es al Padre Dios a quien se pide y no al universo o a la energía mística o al espíritu de la navidad de la nueva era.
Es la fe en Dios, la que transforma tu interior y exterior y no el pensamiento o poder mental.
(403) Jesús lo afirma en Mt 21,21: “En verdad les digo: si tienen tanta fe como para no vacilar, ustedes harán mucho más que secar una higuera. Ustedes dirán a ese cerro: ¡Quítate de ahí y échate al mar!, y así sucederá”. Y en Mt 21,22 deja claro que sucederá no por poder de la mente sino por el de la oración y de la confianza en Dios: “Todo lo que pidan en la oración, con tal de que crean, lo recibirán”.
La fe es un don del Espíritu Santo, un don dado por Dios, mientras que el poder mental según la nueva era se consigue con la propia ejercitación psicopráctica y meditación.
Vemos que escondidamente lo que se pretende es ignorar a Dios (la fe) y hacerle creer al hombre que con su mente puede ser como Dios.
También es de aclarar que es bueno pensar en ¿qué es lo que debemos pedir? Esto nos lo aclara Stgo 4,3: “Si piden algo, no lo consiguen porque piden mal; y no lo consiguen porque lo derrocharían para divertirse”. Y la cita 1Jn 5,14: “Con él tenemos la certeza de que, si le pedimos algo conforme a su voluntad, nos escuchará. Y si nos escucha en todo lo que le pedimos, sabemos que ya tenemos lo que le hemos pedido”. Jesús nos llama a buscar los bienes del cielo, a acumular tesoros en el cielo, no en la tierra (cf. Mt 6,19-20).
Amigo lector: ¿Crees que lo que se pida por este principio metafísico de mentalismo viene del Padre celestial?
(404) El principio metafísico de correspondencia, «como es arriba es abajo…» se basa en una interpretación particular del pasaje bíblico: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra…” (Gn 1,1); lo cual no tiene por qué implicar que los cielos, el reino de Dios o el Edén están organizados y estructurados similarmente a nuestro mundo terrenal.
La predicación fundamental de Jesucristo sobre el reino de los cielos (cf. Mt 20,1; Mt 18,23; Lc 17,20–25; Lc 13,18; Mc 4,30, etc) está extensamente explicada en el Nuevo Testamento; así mismo, Cristo insistió en que su reino no era de este mundo y que no busquemos las cosas de este mundo, sino las del reino de Dios: “No amen al mundo, ni lo que hay en él, quien ama al mundo no posee el amor del Padre…” (1Jn 2,15).
En toda la Sagrada Escritura se establece una diferencia completa entre el mundo terrenal y el reino de los cielos. En este contexto, el principio metafísico pretende colocar en el mismo plano y semejanza ambos mundos; dejando entrever que se pueden conocer aspectos del reino de Dios estudiando el mundo terrenal, lo cual no tiene sentido lógico, ni teológico; pues lo que conocemos de la verdad del reino y del Padre es gracias a la revelación hecha por Jesucristo, hijo unigénito de Dios.
No es bíblico el concepto de correspondencia de la nueva era, según el cual existen hombres adelantados con nivel de conciencia para ascender a otros planos superiores, pues el mismo Cristo nos dice en Mt 11,25–27: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.” Cristo va a los humildes, porque sólo estos se pueden llenar de Él, están vacíos de sí y llenos de Dios.
[1] CONNY MÉNDEZ; en «Metafísica al alcance de todos»; 4 en 1; “LOS SIETE PRINCIPIOS UNIVERSALES: Mentalismo, Correspondencia, Vibración, Polaridad, Ritmo, Causa y Efecto, Generación” (Páginas respectivas 55-58, 60-62)