La infidelidad a Dios trae ruina a los pueblos.

Miércoles, V Semana T. Ordinario

*Lecturas del día:* 1Re 11, 4–13; Sal 106, 3–4, 35–37, 40; Mc 7, 24–30.

*Comentario:*

Hoy nos evangeliza una gran paradoja: Los paganos, en la persona de la mujer sirofenicia, da ejemplo de firmeza en la fe en el Dios de lsrael; y Salomón, el rey de Israel, en lugar de ser fiel al Dios verdadero, luego de anciano se fue tras las idolatrías y perversas costumbres de los pueblos paganos.

La infidelidad en la fe, es hoy un grave pecado presente dentro y fuera de la Iglesia Católica.

Dentro, porque son muchos los católicos, entre ministros y feligreses que, en lugar de custodiar y transmitir integralmente la moral y la Fe de la Iglesia, empañamos y negamos el conocimiento y el encuentro con Cristo a las nuevas generaciones, siendo complacientes y hasta multiplicadores de costumbres paganas.

Fuera, porque una gran mayoría de los que se apartaron de la Iglesia fundada por Cristo, traicionaron y difamaron esta fe acusándola de lo que ella no es, y hunden sus pies en el lodo de muchas costumbres paganas: codicia al dinero, estafas a la gente, casos de inmoralidad, herejías,…

Acusan de abominación las imágenes cristianas o la intercesión de los Santos. No son capaces de reconocer que la idolatría no se refiere de ningún modo al empleo de imágenes para dar culto al Dios verdadero, sino más bien, a entregarse a falsos dioses como lo hizo el Rey Salomón:

_»Salomón se fue tras de Astarté, diosa de los sidonios, y tras de Milkom, monstruo abominable de los ammonitas. Salomón hizo lo malo a los ojos de Yahveh, y no siguió plenamente con Yahveh como David su padre. Entonces edificó Salomón un altar a Kemós, monstruo abominable de Moab, sobre el monte que está frente a Jerusalén, y a Milkom, monstruo abominable de los ammonitas. Lo mismo hizo con todas sus mujeres extranjeras que quemaban incienso y sacrificaban a sus dioses.»_ *(cf. 1 Re 11, 5-8)*_

Abramos nuestro oído y nuestro corazón a Dios que nos llama a todos a la conversión, muy especialmente a quienes decimos ser cristianos. La rebeldía y la soberbia está llevando a la ruina a muchas naciones *(cf. Sal 106, 40)*. La humildad y la contrición de corazón hará que se diga, más bien:

_»¡Dichosos los que guardan el derecho, los que practican en todo tiempo la justicia!»_ *(Sal 106, 3)*

*Para compartir:*

1) _¿Por dónde debe comenzar el resurgir de personas y pueblos que han ido a la ruina por no ser fieles a Dios?_

2) _¿Por qué las imágenes cristianas no son ídolos?_

*Elaborado por:*

Pbro. Héctor Pernía, mfc.

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