Apologética en la Liturgia de la Palabra
LA FORNICACIÓN ES UNA OFENSA A DIOS
Viernes, XXI Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Lecturas del día: 1Ts 4, 1–8; Sal 96, 1. 2b. 5-6. 10-12; Mt 25, 1–13
Comentario:
Hoy la Apologética nos llevará en otra dirección, no hacia defender la fe ante grupos protestantes, sino, más bien, a una defensa que tendrá que darse dentro de cada uno de nosotros, ya que apunta a rebatir ideas y actitudes intransigentes y radicales respecto al trato que le damos a nuestros cuerpos y a nuestros semejantes en lo que a la sexualidad y la fornicación se refiere.
Según el Diccionario de la Real Academia, fornicar del latín ‘fornicari’; significa: «Tener ayuntamiento o cópula carnal fuera del matrimonio».
Ante ésto hay actitudes diversas, desde los que saben que la fornicación es pecado y sufren porque no logran salir de ella a pesar de mucho intentarlo, hasta los que se irritan y se alteran si alguien les avisa que fornicar es pecado.
La sociedad actual y, de modo especial, los convencidos por la agenda lésbico-gay, rechazan abiertamente cualquier señalamiento de pecado en el acto de fornicar. Es más, dicha palabra la desaparecieron pues la tildan de anticuada, retrógrada o invasiva de la privacidad de las personas. Desde los mismos colegios viene creciendo una peligrosa tendencia ideológica que le dice a los niños, adolescentes y jóvenes que no hay nada malo en tener relaciones sexuales de cualquier modo y con cualquiera.
La Palabra de Dios hoy, es como agua fría, que nos sacude del sueño y la distracción terrenal que nos tiene pensando o actuando de modo torcido respecto a nuestro cuerpo. Es tan clara y tan directa, que lo mejor es leerla tal cual sin hacerle comentarios, porque se deja entender sola:
«Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús a que viváis como conviene que viváis para agradar a Dios, según aprendisteis de nosotros, y a que progreséis más. Sabéis, en efecto, las instrucciones que os dimos de parte del Señor Jesús. Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; que os alejéis de la fornicación, que cada uno de vosotros sepa poseer su cuerpo con santidad y honor, y no dominado por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios».
«Que nadie falte a su hermano ni se aproveche de él en este punto, pues el Señor se vengará de todo esto, como os lo dijimos ya y lo atestiguamos, pues no nos llamó Dios a la impureza, sino a la santidad. Así pues, el que esto desprecia, no desprecia a un hombre, sino a Dios, que os hace don de su Espíritu Santo» (1Ts 4, 1-8).
Para compartir:
1.- ¿En qué consiste la fornicación?
2.- ¿Qué nos advierte el Señor respecto a ella en 1Ts 4, 1-8?
Elaborado por:
P. Héctor Pernía, mfc