*Apologética en la Liturgia de la Palabra*
Viernes de la IX semana del Tiempo Ordinario, feria. Ciclo B / Año impar.
*Lecturas del día:* Tb 11, 5-17; Sal 145; Mc 12, 35-37.
*Comentario:*
Entender el trasfondo de la conversación entre Jesús y los escribas que se relata hoy en el santo Evangelio puede ayudarnos a comprender por qué algunas Sectas piensan que hay leyes del Antiguo al Nuevo Testamento que permanecieron inmóviles y vigentes para los cristianos. Los Testigos de Jehová, por ejemplo, apenas leen de una Ley del Antiguo Testamento que es un mandato perpetuo establecido por Dios, lo toman como obligatorio para los cristianos, y no solo para los judíos.
Hablando, por cierto, de los Testigos de Jehová y su rechazo frontal a aceptar la Santísima Trinidad, pasan por alto y no se dan cuenta que fue el mismo Jesucristo quien la reveló cuando declaró: “David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies” (Mc 12, 36). Primero presenta al Espíritu Santo que dirigiendo las palabras de David, presentó al Padre y al Hijo cuando, Uno al Otro, le habló diciendo: “Dijo el Señor a mi Señor, siéntate a mi derecha”; como diciendo: – siéntate a mi derecha, Hijo, y ocupa la misma Majestad, la misma Dignidad, la misma Altura, el mismo Honor, y la misma Autoridad y Naturaleza Divina que tu Padre.
En ellos, y en otras sectas, parece repetirse lo que de modo sistemático ocurría entre las autoridades religiosas judías y Jesucristo. Ellos no toleraban que Jesucristo se presentara y actuara de modo superior a las Leyes que Dios a través de Moisés les había prescrito, que derogara mandatos antiguos y estableciera nuevas leyes, que dijera, por ejemplo: Habéis oído que se dijo a los antepasados (…) Pues yo os digo: (…)”. *(Mt 5, 21-22)*
Ahora, en estos tiempos, a semejanza de ellos, los adventistas piensan que el texto de la Ley, expresada en el código de los Diez Mandamientos, presente en el libro del Éxodo y en Deuteronomio, permaneció sin cambio alguno al venir Jesucristo, que ellos pasaron tal cual a los cristianos. Ignoran o tergiversan *Hb 7, 12* para no admitir que con Cristo vino un cambio de leyes. Para ellos, una cosa es la Ley, y otra, Jesucristo; lo ven de igual a igual con la Ley, del mismo rango, de la misma estatura y superioridad. No comprenden que Cristo es superior a todas las leyes antiguas, que en Él se inauguró una nueva Creación *(cf. Col 1, 15-18)*.
De las leyes antiguas nacían los hijos de Abrahán y, desde Cristo y por Cristo, mediante el bautismo, nacen para siempre los hijos de Dios. Él y su única Iglesia, y no Moisés, con las leyes e instituciones antiguas, son el punto de partida del cristiano. Es Cristo, el Dios todopoderoso, en quien nos movemos y existimos. A partir de su Resurrección se estableció un antes y un después para los descendientes de Abrahán. Ya nuestro legislador, de parte de Dios, no es Moisés. Ahora es Dios mismo presente y encarnado: es Jesucristo.
*Para compartir:*
1.- ¿Por qué no son las Leyes del Antiguo Testamento, sino las del Nuevo, las que rigen en la vida de los cristianos?
2.- ¿De qué modo, en Mc 12, 36, Jesucristo hizo presente el anuncio de la Santísima Trinidad?
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc