Apologética en la Liturgia de la Palabra
Martes, V Semana de Cuaresma. Ciclo A
Lecturas del día: Nm 21, 4–9; Sal 101, 2–3. 16–18. 19–21; Jn 8, 21–30.
Comentario:
La Liturgia de este día nos permite abordar estos dos temas de defensa de la fe: el sentido cristiano de las imágenes católicas y la divinidad de Jesucristo.
La primera lectura nos trae el relato de la serpiente de bronce mandada a hacer por Dios a Moisés para sanar de las mordeduras de las serpientes a los israelitas. De aquí, dos venas apologéticas podemos encontrar:
a) La confirmación de que Dios sí utiliza estatuas para ayudar al hombre; incluso, para hacer milagros. En momentos de calamidad, epidemias, pandemias, y en un sinfín de tragedias, son innumerables los testimonios históricos de curaciones, milagros y bendiciones que Dios ha concedido a los pueblos, bien sea mediante una imagen de Cristo, de la Virgen María o de alguno de sus Santos.
b) Así como la serpiente de bronce fue un signo profético de Cristo y Dios se valió de la imagen de un animal que Él mismo mandó a tallar para hablar de la venida de su Hijo al mundo para salvarlo, cuánto más coherente y posible es que Dios también elija hombres que labren y tallen imágenes que recuerden, representen y hablen de la venida de su Hijo Jesucristo al mundo, de su Encarnación, de que se hizo uno como nosotros; y que, además, las utilice para hacer milagros. Porque, si los hizo con la estatua de una serpiente, ¿cuánto más digno y celestial es que utilice una imagen de Sí mismo, de su santísima madre o de uno de sus demás siervos santos, para hacernos el bien cuando urgimos de su auxilio?
Veamos ahora esta evidencia útil para sacar del error a quienes niegan la divinidad de Jesucristo:
Jesucristo es Dios porque solo Él puede dar lo que, solo puede dar Dios: la Salvación y la vida eterna. Véanse, al respecto lo que dicen estos textos bíblicos: Sal 62, 1; Hch 4, 12; Lc 19, 9-10.
La serpiente de bronce fue una señal de anuncio de Dios salvador de la humanidad, y Jesucristo reveló que dicho episodio hablaba de Él. Lo vemos en Jn 3, 14-15, y, de modo particular, en el evangelio de hoy, anunciando que cuando le viesen crucificado en la cruz, allí todos iban a comprender que Él es el *YO SOY*, dado que allí se iba a satisfacer plena y eternamente la Salvación del hombre.
Para compartir:
1.- ¿Qué relación tiene con la divinidad de Cristo las sucesivas veces en que Él insiste, en Jn 8, 23-28, ser el YO SOY?
2.- ¿Conoces algún caso de una sanación o bendición concedida por Dios a alguna persona mediante una imagen cristiana?
Elaborado por:
P. Héctor Pernía, mfc