*Apologética en la Liturgia de la Palabra*
IV Domingo, Tiempo Ordinario. Ciclo C.
*Lecturas del día:* Jer 1, 4–5. 17–19; Sal 70, 1–6. 15. 17; 1 Co 12, 31—13, 13; Lc 4, 21–30
*Comentario:*
Dios se nos revela hoy en Cristo su Hijo, pero lo que nos muestra, es muy desconocido tanto por las sectas protestantes como por muchos católicos. ¿Cuál es esa muralla anunciada en Jeremías, que es capaz de mantenerse de pie soportando y venciendo todo el furor de las fuerzas del maligno? (cf. Jer 1, 4–5.17–19). Muchos dirán rápidamente que es Cristo; y, por supuesto que lo es.
Cuando Dios nos habla de dicha Muralla (Cristo), nos está hablando también de la única Iglesia de la cual Cristo solemnemente anunció y estableció: ”…y las puertas del infierno no podrán contra ella” (Mt 16, 18): la Iglesia Católica. Y ¿cómo estamos seguros de ello? Lo estamos porque siendo dicho muro el mismo Cristo, Muralla invencible que venció a la muerte con su misma muerte y resucitó victorioso para siempre, y siendo la Iglesia que Él fundó su Cuerpo, de la cual Él es la cabeza (cf. Ef 1, 22-23; Col 1, 18-25), es de sentido común, entender, que por participación, la Iglesia es, por obra de Cristo, Muralla resistente e invencible.
¡Vaya Misterio tan grande el de la Iglesia! ¿De qué está hecha?, ¿por qué tan pecadora, y a la vez, tan invulnerable, tan resistente, y siempre dando frutos de santidad?
Con el Salmo 70 se nos hace ver su lado humano y frágil; y también, el origen de sus entrañas: Dios mismo la fundó (Sal 87, 1-5; Mt 16, 17-19). En la segunda lectura se nos anuncia el por qué, de su gran fortaleza: el poder supremo del Amor. “Todo lo soporta, todo lo espera, todo lo aguanta, no pasa nunca, cree sin límites, goza con la verdad” (1 Co 12, 31—13, 13). ¿Y dónde se le nota? En los millares de Santos que ha tenido: los ya reconocidos por la Iglesia, y la mayor parte, los anónimos. Allí permanece, siempre de pie, soportando todos los ataques del maligno contra la humanidad y la creación: aborto, eutanasia, prostitución y adulteración de la familia y la infancia.
De la Iglesia, muchos descargan sus desprecios, como otros lo hicieron con Cristo, su Fundador: “¿No es éste el hijo del carpintero?” (Lc 4, 22). Y de la Iglesia dicen: “¡Qué nos va a hablar de Dios la Iglesia Católica si del Papa para abajo todos son unos pecadores!” Sólo ven de Ella sus flaquezas, su lado humano y visible. La vista la llevan enferma y no les da para más mientras no la sanen.
Lo que Jesús dijo de sí mismo, lo anunció de su Iglesia: “Ningún profeta es bien aceptado en su tierra”, (Lc 4, 24) y con ello, le profetizó padecimientos y persecuciones, fragilidad y pecado en sus miembros, rechazo e incredulidad de su propio pueblo originario (judíos); pero también anunció de Ella, que Él sería su Cabeza, su Defensor, la Iglesia donde habitaría Su Amor ¿Y dónde? En la Santidad de millares de sus miembros que en silencio hacen el bien y no ceden ante el mal. Su Custodio es el Espíritu Santo, es su Defensor y Santificador (cf. Jn 16, 12-14; 20, 21-23).
*Para compartir:*
1.- ¿Eres parte de la Muralla que resiste [la Iglesia]?, ¿O de los que viven sólo para acabar con ella?
2.- ¿Sientes necesidad de conocer mejor a la Iglesia Católica? ¿Qué vas a hacer para empezar?
*Elaborado por:*
David Meneses, Mfc
P. Héctor Pernía, mfc