Jueves, XXXIV semana del T. Ordinario
*Lecturas del día:* Dn 6,12-28; Dn 3,68-74; Lc 21,20-28.
*Comentario:*
La lectura del libro de Daniel nos viene acompañando estos días. Hoy nos narra la llegada al trono del Rey Darío.
Sobresale en esta lectura el pecado de idolatría del pueblo de Israel. Por medio de un decreto el rey decidía a cuál de sus dioses paganos todo su reino tenía que adorar, y la elección se basaba en un mero capricho suyo; siendo muy frecuente que él mismo se proclamaba dios, prohibía a los israelitas adorar al Dios de sus padres, y obligaba a todos a adorar los dioses que él estableciera.
Quienes se negaban a cumplir dichas leyes eran considerados reos de muerte y eran arrojados al foso de los leones. El pueblo fue forzado a pecar de Idolatría. Daniel, se mantuvo fiel, no acató dicha orden y oraba al Dios verdadero. Fue acusado y lanzado al foso. Le gritaban: «¡Ojalá te salve tu Dios, al que sirves con tanta fidelidad!» (Da 6,17)
¿A qué Dios oraba Daniel? ¡El mismo ante el cual nos arrodillamos los cristianos: Padre, Hijo y Espíritu Santo!.
El Dios trino no tenía representación en el Antiguo Testamento, pues aún no se había revelado, por lo que no podía tener imagen. Ahora, en el Nuevo Testamento, ya se reveló, ya se mostró. Por lo tanto, ya puede tener imagen.
He aquí el asunto principal que no entienden los hermanos protestantes:
Una imagen no significa, ni nos dice a nosotros, que son las características físicas exactas de Dios; no significa que sus ojos, pestañas, la barba, su estatura o color de cabello, son de esas características. UNA IMAGEN ES UNA REPRESENTACIÓN.
Muchos protestantes piensan que todo lo que «diga o suene» como imagen, ya para ellos significa Idolatría. Amparados en una pésima interpretación de Ex 20, 4, pretenden afirmar de forma temeraria que Dios prohíbe cualquier tipo de imagen o representación.
¿Qué dice realmente Éxodo veinte en sus primeros cinco versos?
Nos dice que hay un solo Dios (cf. Ex 20,2)
Nos prohíbe otros dioses (cf. Ex 20,3)
Nos pide no fabricarnos ídolos (cf. Ex 20,4)
Nos pide no hacer lo que medos y persas hacían (cf. Da 6,16) «No te postres ante esos dioses» (Ex 20, 5); y termina diciendo que es un «Dios celoso»; pero un Dios celoso de que tengamos ídolos, dioses falsos.
El mismo Dios, cuatro capítulos más adelante, manda a construir imágenes (cf. Ex 25,18). ¿Acaso se contradice Dios? ¡No! Dios es Verdad y en él no puede haber mentira ni contradicción (cf. Nm 23,19).
Así como Daniel, debemos nosotros reconocer que hay un sólo Dios. Hoy más que nunca tengamos cuidado de caer en pecado de idolatría, endiosando a personas u objetos. Debemos reconocer, al igual que el rey Darío, que hay un solo Dios verdadero, y que una imagen es simplemente eso: una representación.
Para compartir:
1- ¿A quién reconozco yo como mi verdadero Dios?
2-. ¿Cómo me preparo, para responder cuando me pregunten por las imágenes de nuestros templos?
*Elaborado por:*
Franklin Terán, mfc
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