Apologética en la Liturgia de la Palabra
GRAVES ERRORES DE LOS GRUPOS PROTESTANTES
Miércoles, X Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Lecturas del día: 2Co 3, 4–11; Sal 98, 5–9; Mt 5, 17–19.
Comentario:
El texto de la primera lectura de hoy, tomada de 2Co 3, 4-11 es de una extraordinaria importancia para prevenir al cristiano de no caer en el tropiezo de las sectas que, por no ser dóciles y no comprender la naturaleza del cambio entre la antigua y a la nueva Alianza, prefieren encadenarse a falsas doctrinas que los descarrilan hasta apartarlos de Cristo y de la Salvación.
San Pablo advierte en 2Co 3, 6, que a él y a los demás apóstoles Cristo los capacitó “para ser ministros de una nueva alianza, no de la letra, sino del Espíritu, pues la letra mata, más el Espíritu da vida.” Esto nos confirma dos grandes verdades:
En la nueva Alianza hay autoridades nuevas establecidas por Cristo que sustituyen a las del Antiguo, y eso obliga a reconocer que en Mt 16, 17-19 está fundamentado el nombramiento de Pedro como primer Papa y Jefe universal de la Iglesia. Nos está diciendo que cada Alianza tiene sus propios y respectivos ministros. Ahora, sí los de la Antigua tuvieron su vigencia durante siglos hasta la llegada de Cristo, y los de la nueva alianza presidirían la Iglesia desde su fundación hasta la segunda venida de Cristo, ¿Cómo es que la vigencia de los ministros que Cristo estableció terminaría con la muerte de los apóstoles y su Iglesia quedaría sin ministros hasta la llegada de los dirigentes de los grupos protestantes? Nada más absurdo que pretender defender un argumento de esa naturaleza.
Los ministros de la nueva Alianza han de encontrarse en una misma y única Iglesia durante el transcurso de todos los siglos, desdé Cristo y los doce Apóstoles hasta hoy; y la única Iglesia que posee y puede mostrar al mundo tal pergamino histórico es la Iglesia Católica. Fuera de ella, toda organización que se autodenomine ‘cristiana’ o ‘católica’, nació de una escisión o cisma por parte de alguien que era católico y se separó de la Iglesia.
Ahora vallamos a la Ley, entre una y otra Alianza. San Pablo, para diferenciar una Alianza de la otra, califica la primera como solo letra, en tablas de piedra, que no da vida, sino que mata. Tan fuerte y estremecedor es lo que dice sobre la antigua Alianza que a sus ministros los llama “Ministerio de muerte”, y a los de la Nueva, “(2Co 3, 7). Dice San Pablo que con Cristo y desde Cristo y para siempre, los ministros no son de letra, de tablas de piedra, sino de Espíritu; que no traen muerte sino vida.
¡Qué tremendo lo que nos está diciendo! Los grupos protestantes, con su obstinada y rebelde fijación a imponer leyes antiguas, son discípulos de solo letras, de un ministerio de muerte, apartados de los ministros del Espíritu; personeros de tablas de piedra que no eran capaces de salvar, de redimir, pues tenían como término final de sus mandatos para remediar muchos pecados la sentencia irrevocable de la muerte del pecador: apedrear adúlteros, violadores de la ley del sábado, de la circuncisión, y de muchas leyes más. Dejan la alianza gloriosa y perfecta de Cristo, que vino a darnos vida en abundancia, para devolverse a un código antiguo que justificaba y prescribía la muerte del pecador.
Para compartir:
1.- ¿Qué sufrimiento llevan en el alma quienes, despreciando la nueva Alianza, se dejan imponer leyes pertenecientes a la antigua Alianza?
2.- ¿Cuáles son los ministros actuales que pertenecen a la nueva Alianza?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc