*Lecturas del día:* Hch 8, 5–8, 14–17; Sal 66, 1–7, 16, 20; 1Pe 3, 15–18; Jn 14, 15–21.
*Comentario:*
Cuando meditaba los textos bíblicos de este día me rebotaba una y otra vez en el pensamiento la necesidad de hacer una meditación y profundización acerca de la Santísima Trinidad y las columnas sobre las cuales descansa la Iglesia fundada por Cristo: Los Apóstoles y la Sucesión Apostólica. Esta publicación nos conecta con la declaración solemne del Concilio Vaticano II cuando, dirigiéndose al tema de la unidad de los cristianos, afirmó:
_“Solamente por medio de la Iglesia Católica de Cristo, que es “auxilio general de salvación”, puede alcanzarse la plenitud de los medios de salvación…”_ (UR, 3)
Llama la atención la estrecha intimidad de misterio existente entre Jesucristo, el Espíritu Santo y la Iglesia. Del Espíritu Santo, Jesús dijo: _“el Espíritu de Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes lo conocen, porque está con ustedes y permanecerá en ustedes.”_ *(Jn 14, 17);* y, acerca de sí mismo, añadió: _“No los dejaré huérfanos, sino que volveré a ustedes. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes me verán, porque yo vivo y ustedes también vivirán. aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre y ustedes están en mí y yo en ustedes.”_ *(Jn 14, 18-20)*
El Señor nos está revelando dos verdades: la habitación y presencia perpetua Suya, y del Espíritu Santo, en la Iglesia; y que su conocimiento estaría velado fuera de la Iglesia. Para encontrarle en plenitud es necesario permanecer en ella. De este modo le anuncia a todo el Rebaño: _“No se dividan. Estén siempre congregados en este único Redil para que nos conozcan y estemos juntos.”_ Ahora comprendemos por qué es tan difícil conocer a Dios, sin error, fuera de la Iglesia Católica; y, por qué, entonces, el apóstol Pedro nos pide dar razón de nuestra esperanza, con bondad y paciencia *(cf. 1Pe 3, 15-18)* ante quienes afrentan nuestra con sus calumnias y falsas acusaciones, producto de su distanciamiento y separación del Rebaño.
Al inicio del evangelio, del verso quince al diecisiete, de labios de Cristo salió la revelación de la Santísima Trinidad. Comienza refiriéndose a Sí mismo, luego revela al Padre; y, por último, al Espíritu Santo, apreciándose con claridad, en los tres, que son Personas de naturaleza Divina actuando en comunión de amor: el Hijo, para no dejar huérfana a la Iglesia, ruega al Padre que le envíe Otro Paráclito como Él, y presenta al Espíritu de Verdad. Paráclito significa ‘Defensor’, ‘Protector;’ atributos que sólo pertenecen y son posibles a las personas; y, al decir, que el Padre envíe otro Paráclito como Él, por coherencia semántica y doctrinal, está diciendo que el Espíritu Santo también es una Persona Divina, tal cual lo es Él.
*Para compartir:*
1-. _¿Por qué resulta tan difícil conocer a Cristo y al Espíritu Santo en plenitud fuera de la Iglesia Católica?_
2-. _¿Por qué tantos católicos, sin embargo, también le desconocen?_
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc
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