Apologética en la Liturgia de la Palabra
FIDELIDAD A CRISTO
Sábado, XXIV Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo A
San Pío de Pietrelcina, presbítero; memoria obligatoria.
Lecturas del día: 1Tm 6, 13-16; Sal 99, 2-5; Lc 8, 4-15
Comentario:
En la conclusión de su primera carta a Timoteo, San Pablo nos instruye sobre las cualidades y obligaciones del pastor ideal, del auténtico Ministro de Cristo. Le ordena a Timoteo:
”conserves el mandato sin tacha ni culpa hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo» (1 Tm 6, 14).
Pablo le encarga a Timoteo que cumpla exactamente todo lo que le ha sido confiado para ser y actuar como Ministro de Cristo. Al decirle «que cumpla el mandato sin tacha ni culpa», le está recordando las ordenanzas de Cristo, no las del Antiguo Testamento. Conviene advertirlo, no sea que alguien pretenda tomarse esas palabras del Apóstol para argüir que el pago del diezmo, o la obligatoriedad del sábado, y otras leyes antiguas, son mandatos que todo cristiano. A lo que refiere es a conservar y transmitir de modo íntegro el evangelio de Cristo a la presente y futuras generaciones, sin mancha ni adulteraciones.
Ahora entendemos por qué es tan necesario que las personas se preparen adecuadamente en la Sana Doctrina antes de recibir los Sacramentos. En el caso del Bautismo de niños recién nacidos, en la misma Biblia se tiene la posibilidad de que, por la Fe de los padres y padrinos, también los niños más pequeños puedan acceder a los dones dados por Dios a los hermanos (cf. Gn 17, 9-14; Hch 2, 39).
Somos responsables de heredar íntegramente la doctrina de la Fe cristiana a las venideras generaciones. Esto nos advierte acerca de la sagrada importancia que la doctrina tiene. Tanta, que en 2Jn 1, 9-11. Dios nos manda a alejarnos por completo de aquellos que enseñan doctrinas que alteran o atacan la fe que de generación en generación llegó hasta tus oídos:
«Todo el que se excede y no permanece en la doctrina de Cristo, no posee a Dios. El que permanece en la doctrina, ése posee al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros y no es portador de esta doctrina, no le recibáis en casa ni le saludéis, pues el que le saluda se hace solidario de sus malas obras.»
Uniendo esta enseñanza al evangelio de hoy podríamos decir que, son como tierra buena y fecunda, quienes acogen con obediencia y rectitud todo cuanto Cristo ordenó y estableció; y, que los otros tipos de terreno, son aquellos que, dominados por algún tipo de interés o conveniencia personal, eluden las obligaciones del Evangelio o las tuercen para luego decir que tales compromisos son inventos de hombres que no aparecen en la Biblia.
Para compartir:
1.- ¿He sido responsable en ocuparme de conocer la sana Doctrina y transmitirla a los demás?
2.- Menciona varios de los mandatos de Cristo que todo discípulo Suyo debe acoger y obedecer incondicionalmente?
Elaborado por:
P. Héctor Pernía, mfc