*Lecturas del día:* 1 Ts 2, 1-8; Sal 138 Mt 23, 23 – 26
*Comentario:*
Se ha hecho común en muchas predicaciones que la vida cristiana sea presentada de forma parcial y se caiga de esta manera en dilemas que Jesús nunca promulgó ni aceptó como formas auténticas.
Muchas veces, el adjetivo «fariseo» es utilizado de manera hiriente para que los católicos se ataquen entre sí en las Parroquias, en los grupos de apostolado, en los servicios litúrgicos, etc. A veces, también éso sucede en la relación entre católicos y protestantes, pues lo más fácil es decirnos «fariseos» para denigrar las acciones buenas que hacemos como evangelizar o ayudar al prójimo. Sin embargo, el verdadero problema de los Fariseos radicaba en los errores de sus acciones. ¿Por qué?
La Palabra «Fariseo», proveniente del hebreo «hasad», que significa «puro» manifestaba que este grupo del judaísmo buscaba que la pureza ritual que se exigía para participar en las celebraciones del Templo de Jerusalén se tuviera también en el día a día. Sin embargo, en este afán, caían en extremos que desbalanceaban la verdadera piedad, pues así como en la Ley existían exigencias rituales para el Culto, también existían exigencias de Caridad para con el Prójimo.
Por éso es que Jesús afirma en el texto evangélico de hoy _“…ésto debían de practicar sin descuidar aquello…”_ dando a entender que las acciones que nacen de los mandamientos que se refieren a Dios y las acciones que surgen de los mandamientos que tienen que ver con el prójimo tienen igual dignidad y que no se pueden alegar unas como excusas para las otras.
Es aquí donde está lo ridículo del discurso partidista dentro de la Iglesia cuando se pretende poner la liturgia por encima de la caridad o la caridad por encima de la liturgia, porque al mismo Dios que adoramos en el altar es al mismo Dios que atendemos y servimos en el prójimo.
Por éso, si esperáramos que Jesús se ponga de nuestro lado cuando decidimos hacer algo y dejar de hacer lo demás, estamos equivocados. De hecho, las buenas acciones no son sustitutos o permisos para cometer delitos ni la meticulosidad en los detalles litúrgicos son una licencia para faltar a la caridad.
Que el Señor nos conceda una vida llena de autenticidad que no busque pretextos para fallar, sino un corazón deseoso de servir a Dios y al prójimo.
*Preguntas para compartir:*
1. _¿ Cómo podemos superar el fariseismo como falsa manera de vivir la fe?_
2. _¿En qué medida tú mismo has sido fariseo o has ocupado esta palabra para atacar a los demás?_
*Elaborado por:*
Christopher Cortés, mfc
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