Apologética en la Liturgia de la Palabra
Miércoles, III Semana de Cuaresma. Ciclo A
Lecturas del día: Dt 4, 1. 5–9; Sal 147, 12–13. 15–16. 19–20; Mt 5, 17–19
Comentario:
Un tema que, lamentablemente, se ha vuelto causa de separación entre cristianos es la vigencia o actualidad de los preceptos de la Ley dada a Moisés y sus derivaciones (La «Torá» judía); básicamente, todo el conjunto de normas diseminadas en los libros del A.T sobre todo en el Éxodo, Levítico y Deuteronomio. Muchos insisten en el cumplimiento literal de asuntos allí mencionados como: los diezmos, las ofrendas, el cumplimiento del sábado y -más modernamente (entre los protestantes autodenominados “judío-mesiánicos”)- hasta las fiestas judías.
Sostienen estos hermanos no católicos que, en el evangelio que hoy meditamos en la Iglesia, Jesucristo ratificó que esos preceptos de la Ley se deben cumplir en el cristianismo. Usan de manera equivocada las palabras de Jesús: “No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud” (Mt 5, 17-18). ¿Acaso no notan que Jesús dijo: “dar PLENITUD”? Esas palabras son la clave para entender el alcance de lo dicho por Cristo. Ciertamente, Jesús fue claro en afirmar que la Ley y los Profetas no estaban siendo suprimidas (abolidas) por Él; pero, al mismo tiempo, con esas palabras («dar plenitud») afirmó que vino a cumplir la antigua Ley de manera plena y total en su más profundo sentido.
En esas palabras, Jesús está afirmando su autoridad SOBRE LA LEY y, además, está enseñando el alcance definitivo de la misma. Él, supremo juez y legislador divino, no iba a suprimir la Ley que Dios mismo le dictó a Moisés; la misma tenía un propósito, el cual ya San Pablo lo enseñó: Llevarnos a Cristo (cf. Ga 3, 24). En la persona y mensaje de Cristo, la Ley debía encontrar su pleno cumplimiento. Era necesario trascender el cumplimiento de normas y preceptos (cf. Ga 3, 2. 7. 10-13). Así, más allá de “diezmos” y “ofrendas” está el dar con alegría (2Co 9, 7); más allá del sábado está Jesús el “Señor del sábado” (Mt 12, 8) quien dio ejemplo de hacer el bien “en sábado” (Mt 12, 12). Es más, San Pablo anunció que justo, de la Ley, Jesús nos vino a liberar para que recibiéramos la filiación adoptiva (cf. Ga 4, 4-5). De Cristo, y no de la antigua Alianza, había prometido Dios que recibiríamos la Ley definitiva y su Palabra (cf. Is 2, 3-4).
Así es como lo entiende la Iglesia:
“El seguimiento de Jesucristo implica cumplir los mandamientos. La Ley no es abolida (…), sino que el hombre es invitado a encontrarla en la persona de su Maestro, que es quien le da la plenitud perfecta (…). Jesús recogió los diez mandamientos, pero manifestó la fuerza del Espíritu operante ya en su letra (…). Desarrolló todas las exigencias de los mandamientos (…)” (1).
Fuente:
(1) Catecismo de la Iglesia Católica, Numerales: 2053-2054.
Para compartir:
1.- ¿Cómo entiendes, a la luz del evangelio y vida de Jesucristo, la plenitud que de ÉL debemos aprender de preceptos como el sábado o el diezmo?
2.- Si la vigencia estricta de la Ley fuese cierta ¿Por qué crees que esos grupos protestantes cumplen algunas normas, pero no otras?
Elaborado por:
Nelson Ledezma, mfc