XXVIII Sem. T. Ordinario
Comentario:
Me he encontrado con hermanos católicos, incluso sacerdotes y obispos, diciendo que no hay que defender la fe, que sólo hay que anunciarla; y con ello vierten su desprecio a la apologética y le cierran las puertas ante una creciente demanda de orientación y de caminos claros en la doctrina y en la fe, que guíen a las ovejas a la Verdad y las proteja del espejismo de “Iglesia de Cristo” que ofrecen las sectas. Hoy abordaremos este tema aprovechando el mensaje de Pablo a Timoteo en la primera lectura:
”La primera vez que presenté mi defensa, nadie estuvo a mi lado, todos me abandonaron. ¡Que Dios no se lo tenga en cuenta! Pero el Señor estuvo conmigo llenándome de fuerza, para que el mensaje fuera proclamado por medio de mí y llegara a oídos de todos los paganos; y quedé libre de la boca del león.” (2Tim 4, 16-17)
Les comparto el aporte dado a este tema por un gran apologeta español, Jesús Manuel Hurones Rodríguez: (1)
¿Es necesario defender la fe? Creo la propia escritura debería contestar a esto:
”Y es justo que tenga estos sentimientos hacia todos ustedes, porque los llevo en mi corazón, ya que ustedes, sea cuando estoy prisionero, sea cuando trabajo en la defensa y en la confirmación del Evangelio, participan de la gracia que he recibido.” (Flp 1,7)
”Estos obran por amor, sabiendo que yo tengo la misión de defender el Evangelio.” (Flp 1,16)
Pues bien, nuestra fe es el evangelio completo, es la Palabra de Dios y es lo que debemos defender, porque esta puede ser torcida, malinterpretada y usada para confundir a los miembros de la Iglesia de Cristo. San Pablo muchas veces presentó su defensa ante todo a aquél que le “cuestionó su fe”:
«Hermanos y padres, escuchadme la defensa que ahora os dirijo». (Hch 22,1)
«Y he aquí mi defensa contra todos cuando me discuten». (1Cor 9,3)
”Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo.” (Hch 17,2-3)
Hoy en día no es común presentar una defensa de la fe cuando somos cuestionados. En general la tendencia es a quedarse callados. Sin embargo, el apóstol de los gentiles no hacia eso, como bien nos demuestran sus escritos. Las siguientes preguntas: ¿Cómo debe ser esta apologética? ¿Cuándo debo hacerla? estas respuestas las encontraremos en las Sagradas Escrituras:
”…estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1Pe 3,15)
San Pedro nos indica cómo: “mansedumbre y reverencia”; y nos dice cuándo: “siempre”. Es importante esto porque debemos ser mansos de corazón y a la vez respetuosos con los demás para que a través de nuestra mansedumbre y respeto podamos también convertir al que tiene dudas. San Pedro indica que esto debe realizarse “siempre”, lo cual denota que esto es algo que debe ser común en el cristiano, es algo con lo que uno convive, y si convives con algo acabas haciendo parte de algo, por ello la apologética es un estilo de vida enfocado a la santidad de la persona, donde con tu ejemplo y tus argumentos debes convencer al protestante. De nada sirve “dar razones de tu fe” en internet y luego vivir hipócritamente, no asistir a misa, no apartarte de lo mundano, no luchar por ser santo, predicar sin lucha, sin ejemplo. No sirve de nada.
La apologética es una disciplina teológica que se encarga de explicar y defender la religión cristiana. Con el paso del tiempo dejó de llamarse apologética para comenzar a llamarse Teología fundamental. Sin embargo, en general la Teología Fundamental de hoy en día no se encarga de dar respuestas a todos los problemas y cuestionamientos que se plantean al cristiano, se centra sobre todo en la revelación, la existencia de Dios y el cristianismo. Por ello creo que es necesario para dar una respuesta precisa a todos estos interrogantes que pueden surgirle al católico en sus encuentros con los hermanos protestantes.
Fuente:
JESÚS MANUEL HURONES, Fundamentos Bíblicos del Catolicismo, Madrid. Pág, 7-8.
Para compartir:
1.- ¿Qué resultados ha traído el engavetar la apologética en la formación que se imparte en la mayoría de los Seminarios, Catequesis y en demás actividades pastorales de la Iglesia?
2.- ¿Qué papel o aporte puede dar la apologética ante la continua deserción de católicos hacia el paganismo y las sectas?
Elaborada por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc