Apologética en la Liturgia de la Palabra
Tema: ¿ES ASÍ TU FE?
Fecha: 20 de junio de 2021.
XII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. Año impar.
Lecturas del día: Job 3, 1, 8–11; Sal 106, 7. 21–22, 24–26, 28–31; 2Cor 5, 14–17; Mc 4, 35–41.
Comentario:
San Pablo dice en la segunda lectura que el cristiano no debe valorar desde la carne a Cristo y a los demás, sino desde los sentimientos y la palabra de Cristo. Por no cumplirse este mandato, son tantísimas las deserciones de católicos hacia las sectas, y de una secta a otra, o al ateísmo práctico.
Es una grave enfermedad presente en la fe de muchos el estar valorando según la carne a Jesucristo y, con Él, a los demás; muy especialmente, a los ministros, a las actividades y celebraciones en la Iglesia. Esta debilidad no es una dificultad presente solo en la Iglesia Católica. Se da igualmente y a gran escala entre las Sectas protestantes. La irritabilidad ante un regaño, un error de un hermano, un tropiezo de un sacerdote, de un dirigente o de algún participante cercano, se vuelve fácil excusa para no asistir más y cambiarse a otro sitio.
¿La raíz enferma que hay que curar?
Sería errado pretender decir que la debilidad a sanar es ésta o aquella, ya que los factores que entran en juego en las deserciones repentinas dentro de la Iglesia son múltiples y ameritan una adecuada aproximación.
Asomo, como algunas de las posibles causas a corregir, las siguientes:
▪️ Creer por lo que hacen o dicen los que siguen a Jesucristo y no por lo que Cristo hizo, dijo y estableció:
Quizá sea ésta la causa raíz de tantas fracturas y separaciones entre los cristianos. En esta enfermedad prevalece principalmente la ignorancia, el desconocimiento, tanto, de Cristo, como de la única Iglesia que Él fundó. Si la población conociera a Cristo, lo que hizo, dijo y estableció, amaría y resistiría contra toda prueba cada uno de los Sacramentos, y no dejaría que ningún error, de ningún sacerdote o hermano en la fe, le separara de la única Iglesia donde están, en plenitud, los medios que Cristo le da para salvarse. Me vienen a la mente aquellas palabras del Señor al profeta Oseas: “Perece mi pueblo por falta de conocimiento.” (Os 4, 6). Se sanaría si desde la Santa Sede hasta las Conferencias Episcopales se sacara de la gaveta la apologética y, unida al anuncio del Kerigma, se avanzará hacia una formación de modo intensivo, y a largo plazo de toda la población, a pie, y por los medios de comunicación formales y alternativos. ¡Qué maravilla, si desde la alta dirigencia de cada secta, crearan Hospitalitos de la Fe para sanar la enfermedad de la ignorancia en sus filas!
▪️ Asistir para ignorar o resolver carencias personales:
Por lo bonitas de las canciones o de las oraciones, las emociones de los encuentros, la comida que se reparte, conquistar a alguien, obtener un sueldo, eludir responsabilidades y problemáticas familiares. A quienes obran así, Jesús les dice: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.» (Jn 6, 26-27) Se sanaría esta situación, si se aumentara, en horas y en lugares de acceso, al Sacramento de la Confesión por parte de los sacerdotes al pueblo de Dios.
Para compartir:
1.- ¿Vas a la Iglesia realmente a buscar a Cristo, a conocerlo y obedecerle, o por otros motivos?
2.- ¿Has desertado alguna vez de la Iglesia por causas de debilidad en la fe? ¿Qué has hecho para sanar esa fragilidad?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc
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