-
Liturgia<📖> Apologética
De la Liturgia de la Palabra.
XI Sem. T. Ordinario
Fecha: 12 de Junio de 2018
Comentario:«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo.” (Mt 5,13-14).
Estas son palabras del evangelio de hoy. Una clara y contundente misión del cristiano, ser Sal de la tierra y Luz del mundo, es decir, irradiar a Cristo quien es la Luz y por supuesto el que da sabor a nuestra existencia a través del evangelio. Por lo tanto no debe faltarnos la sabiduría de Dios para no perder la esencia y terminar sosos y en penumbras. Sin embargo, observamos en nuestra realidad que, pareciera, que así es como estamos, limitados, pensando que eso no es para nosotros, que ese ministerio perteneció a otra época y que la Iglesia ha de adaptarse a otros tiempos.
Por cierto que muchos “pastores” protestantes, y algunos católicos, han dejado la sana doctrina para aliviar conciencias e ir en pos del mundo. Han optado por ir tras sus propios intereses y fabricarse un evangelio a su medida y desechar el de Cristo, tal vez porque dijera Pablo ya Dios no es quien les habla porque: «Dios es el que produce en ustedes tanto el querer como el actuar para agradarle.» (Fil 2,13).
Últimamente, la mayoría exige cambios en la fe para hacerla más razonable ante el mundo; van haciendo de las misas unos shows para que la gente se sienta atraída y asistan a calentar bancos; lejos de proclamar a Cristo terminan opacándolo y haciendo soso el cristianismo. Y con respecto a esto dice la Biblia: “Pero por cuanto eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Ap 3,16). Palabras fuertes que deben centrarnos en nuestra identidad cristiana para ser luz y sal de la tierra.
Es importante destacar que la sal preserva los alimentos de la descomposición así mismo los cristianos están llamados, por vocación, a preservar el mundo de la corrupción porque así como trabajamos con el Espíritu Santo, para dominar la iniquidad, así debe ser nuestro trabajo en el mundo. De hecho hay un escrito, Carta a Diogneto, descubierto en 1436, de un personaje anónimo interesado en conocer el cristianismo, él mencionaba que: los cristianos son para el mundo lo que el alma para el cuerpo, (Carta a Diogneto, 6,1). También describe cómo vivían los cristianos: “Están en la carne, pero no viven según la carne… Obedecen a las leyes establecidas; pero con su vida sobrepasan las leyes. A todos aman y por todos son perseguidos. Se les mata y en ello se les da la vida. Son pobres y enriquecen a muchos. Carecen de todo y abundan en todo. Se les maldice y se les declara justos. Los vituperan y ellos bendicen… Hacen bien y se les castiga como malhechores; condenados a muerte, se alegran como si se les diera la vida… los mismos que les aborrecen no saben decir el motivo de su odio”.
Otra historia relata que el príncipe Vladimiro de Kiev (Rusia, 979-1015), envió a distintos países de Europa a diez de sus caballeros para buscar la verdadera religión que debía difundir en su principado. Finalmente van a Constantinopla y allí ven la belleza de una solemne celebración litúrgica, con el canto de sus himnos y el perfume del incienso y la festiva veneración de los celebrantes. Todo eso los dejó profundamente asombrados y maravillados que a su regreso dijeron a Vladimiro que «no podían expresarse fácilmente en palabras pues, durante la celebración litúrgica, no sabían si se hallaban en la tierra o en el cielo». Precisamente de esto se trata ser Luz y Sal de la Tierra, de traer al mundo un pedacito de cielo.
Fuentes consultadas:
1. https://www.elsalvador.com/opinion/editoriales/374372/carta-a-diogneto-un-testimonio-de-fe/
2. https://es.gaudiumpress.org/content/82707-la-belleza-salvara-al-mundo
Preguntas para compartir:
1.- ¿Qué significa para ti ser Luz y Sal de la Tierra?.
Elaborada por:
Adelina Ruiz Mfc
Menu
Menu
Menu
Menu
Los comentarios están cerrados.