Andy Rodríguez, mfc; Sandra Rodriguez, mfc
Orientación sobre esta práctica:
(441) Iluminación bíblica: Leamos Ex 20,3; Mt 12, 30; 28, 18-20; Jn 14,61; Tim 2,5; Hch 4,11-12; 1Cor 3,11.
No son meros ejercicios para el cuerpo; ni tampoco todos los ejercicios para el cuerpo tienen como patente de origen culturas o religiones orientales. Correr, caminar y el mismo respirar, son ejercicios cotidianos que cualquier ser humano del planeta y cualquier animal practica diariamente. Si a eso vamos, un cristiano al orar une sus manos, eleva sus brazos, dobla sus rodillas, se postra y tales movimientos le dirigen a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y no a Buda o a Mahoma.
En el Yoga, en cambio, los ejercicios y movimientos, y más si la persona profundiza su dirección y razón de ser, los va adentrando en un camino en el que se va divorciando de la Santísima Trinidad y se va entregando progresivamente a simpatizar y creer en las religiones orientales de las cuales proviene el Yoga.
Los instructores del yoga recomiendan a sus clientes buscar a Dios cada uno según su religión; hablan de Jesucristo como lo máximo, pero siempre envuelto de caminos que no llevan a las personas hacia Cristo en una misma fe, a un mismo bautismo, a un mismo Dios y un mismo Padre (Ef 4,5); sino más bien a una especie de licuadora de la fe funcionando en una especie de supermercado de relación con Dios a la carta, donde cada uno escoge lo que le gusta y lo que le place para salvarse. Las personas en el yoga tienden al relativismo en la fe. Al lado de Cristo, aunque digan que Él lo es todo, que es lo más grande, dejan también en el camino otras opciones abiertas; y más de uno va detrás de ellas por curiosidad, porque dicen que de Cristo ya lo saben todo. Esto lo condena Dios como pecado de infidelidad e idolatría.
Un ambiente así es altísimamente peligroso y propicio para que Satanás realice sus obras de hacer tropezar y equivocar de camino hacia Dios a los más débiles y frágiles en la fe. Más grave aún, si algunos ejercicios del Yoga ponen la mente en blanco. El cristiano, al contrario, no pone la mente en blanco al orar, la tiene siempre plenamente consciente de lo que hace, de estar ante la presencia de Dios; así no es arrebatado o confundido por ninguna maniobra tentadora del diablo. Una mente totalmente en blanco es un ambiente propicio por el diablo para robarle a una persona la verdad e introducir en ella la mentira, el engaño.
Popularmente, el yoga se asocia con ejercicios de relajación y cuidado del cuerpo; y muchísimos de sus libros dan enseñanzas en torno a la vida sexual que atentan totalmente contra los Mandamientos de Dios. Pocos, al comenzar las clases de yoga, comprenden que se les está iniciando en una espiritualidad de orientación hindú que contradice la doctrina y la fe cristiana. Como toda tentación de Satanás, oyen aquello que dice: “hazlo, tranquilo(a); que esto no te afectará en la fe. Los cristianos lo pueden hacer y no van a pecar por hacerlo”. Así comienza todo camino del diablo.
Algunos datos de información sobre el Yoga[1].
(442) La palabra “yoga” viene del sánscrito “yug” que significa “unir”; literalmente significa “unión con la divinidad.” No se trata de unión con Dios, nuestro Padre, pues la religión hindú no reconoce un Dios personal sino al Braman, o Absoluto, que es energía impersonal. Según el hinduismo, el fin de todo yoga es la realización del absoluto uniéndose a Braman. La energía, según el hinduismo, lo invade todo y se manifiesta en muchos dioses. Uno de estos es el dios Chiva, deidad que juega un papel importante en la práctica del yoga. El concepto de que todo es parte de una misma sustancia envolvente se conoce como “monismo.” Referido a Dios, se llama panteísmo: “Dios es todo y todo es Dios.” En consecuencia, todos los seres serían parte de la divinidad. Tanto el monismo como el panteísmo son teorías claramente contrarias a la fe católica.
La Yoga está vinculada con otra creencia hindú, la Reencarnación. Creen que el espíritu está atrapado en el cuerpo, por lo que buscan liberarlo para que pueda fusionarse con la energía que es dios. A esta fusión con la divinidad se le llama “samadi.”
La liberación del espíritu se lograría alterando los estados de conciencia, para lo que es necesario la “meditación” y las posturas del cuerpo.
Tipos de yoga.
(443) Existen siete escuelas tradicionales de yoga, a saber: Raja Yoga, Karma Yoga, Jnana Yoga, Hatha Yoga, Laya Yoga o Kundalini Yoga, Bhakti Yoga y Mantra Yoga. Cada escuela emplea un método distinto para desenvolver los “chakras” pero todas pretenden llegar, mediante un vacío interior, conseguido a través de la alteración de los estados de la conciencia, a la realización de la propia divinización.
En el Hatha Yoga, uno de los más practicados en Occidente, los ejercicios físicos y las posturas están destinados a condicionar la mente y entonar el cuerpo para experimentar un estado alterado de conciencia. Los ejercicios respiratorios se usan para controlar el “prana,” que, supuestamente, es la fuente de energía psíquica y el origen de todos los fenómenos extrasensoriales experimentados en los estados avanzados de las prácticas yoga. El prana se localizaría en los “chakras,” los cuales lo regulan.
¿Yoga sólo como ejercicio?
(444) Muchos cristianos dicen que utilizan el yoga exclusivamente para hacer ejercicio sin involucrarse en el aspecto pagano. A ellos responde el famoso Suami Vishnudevananda: “Mucha gente piensa que el Hatha Yoga es solamente un mero ejercicio físico. Pero en realidad, no hay diferencia entre el Hatha Yoga y el Raja Yoga (la disciplina ocultista de los hinduistas).”
La tradición cristiana toma en cuenta la importancia del cuerpo y de los sentidos en la oración, ya que somos cuerpo y alma y estos dos aspectos no se pueden desvincular. Pero, ¿por qué optar por ejercicios que están asociados a prácticas idolátricas?
Es necesario estar bien atentos a que la esencia de la oración es unión con Dios, quien se ha revelado plenamente en Jesucristo. Por eso nosotros no ponemos la mente en blanco sino que recurrimos a Jesús en la oración para que El, y solo El, reine en nuestros corazones.
Recomendamos mucha cautela.
(445) Los centros de yoga suelen ser lugares de promoción (velada o abiertamente) para las creencias orientales, el hinduismo y la nueva era. Se ofrece literatura, otras reuniones… El ambiente va influyendo paulatinamente.
Los libros de yoga pueden incluir enseñanzas hindúes o de la nueva era.
El cristiano no debe tratar de poner su mente en “blanco,” hacer “mantras” o tener “experiencias” extrasensoriales. ¡Cómo le gusta al enemigo de Dios que la gente se relaje y ponga su mente en blanco cuando él está rondando! Una mente abierta a que entre cualquier espíritu sería fácilmente penetrada por el demonio. La oración cristiana se centra en Jesucristo Nuestro Señor de manera que la mente se somete a Él. No permitimos cualquier intruso.
[1] DICCIONARIO APOLOGÉTICO CATÓLICO, “El Yoga”, en «e-Sword». Op cit.
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