*Liturgia<>Apologética*
De la Liturgia de la Palabra.
XVI Semana del T. Ordinario
Fecha: 27 de Julio de 2019
*Lecturas del día:* Éx 24, 3–8; Sal 50, 1–2, 5–6, 14–15; Mt 13, 24–30.
*Comentario:*
La primera lectura y el Salmo de la Liturgia hoy nos dejan una importantísima revelación. El conocimiento del culto según las Sagradas Escrituras nos lleva de frente a la Eucaristía en la Iglesia Católica, y nos aleja y previene para que no nos dejemos engañar por simulaciones de culto y de “cenas del Señor” que abundan fuera de la Iglesia Católica.
Dios ordena que los fieles se congreguen a rendirle culto mediante un sacrificio, y mediante la sangre de ese sacrificio, renueven su alianza con Él. Antes de ese sacrificio el pueblo se alimenta de las Sagradas Escrituras, y posterior a él, viene una segunda liturgia, la del sacrificio. Allí se preparaba de algún modo los dos momentos que tiene la Eucaristía: la liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarística.
Moisés y el pueblo no se presentan al culto al estilo protestante: con carne y sangre simbólica, representativa; ni mucho menos para armar una reunión entre cantos y gritos para elevar hasta el éxtasis los sentimientos de los israelitas.
*El modo de ofrecer el culto lo prescribe Dios y no los hombres.*
Él manda que debe haber un sacrificio para renovar la alianza de comunión con Él. Dijo así: “Reúnan a mis fieles ante mí, que con un sacrificio sellaron mi alianza.”_ *(Sal 50, 5)*. El acto de culto que realiza Moisés es conforme a lo que Dios ha ordenado y, de una vez, nos deja un precedente preparatorio de la Eucaristía: _”Entonces Moisés tomó la sangre, roció con ella al pueblo y dijo: «Ésta es la sangre de la Alianza que Yahvé ha hecho con vosotros, de acuerdo con todas estas palabras.»_ *(Ex 24, 8)* Debemos aprender que sin la presencia de sangre real y verdadera de la Víctima Redentora todo culto queda hueco, vacío y vano.
El único culto donde se encuentran las condiciones necesarias para el verdadero culto es la Santa Eucaristía. Allí los fieles se reúnen ante un sacrificio, y llevan pan y vino, a la manera de Cristo, Sumo Sacerdote, en la Última Cena, pues Él es la Víctima por cuya sangre son redimidos nuestros pecados. Porque, como dice en otro lugar: _”según la Ley, casi todo ha de ser purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay remisión.”_ *(Hb 9, 22)*.
Es voluntad de Dios que, como remedio salvífico para levantar al hombre de su caída por el pecado en el Paraíso *(cf. Gén 3),* iba a encarnarse y darle a comer su carne y su sangre, y que, alimentándose de ella, pudiese recuperar la Vida eterna *(cf. Jn 6, 51-68)*. Por eso dice el Señor en *Lv 17, 11:* _”Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras vidas, pues la expiación por la vida se hace con la sangre.”_
En conclusión, “cultos y cenas del Señor” donde no esté presente de modo real el cuerpo y la sangre de Cristo, Víctima redentora, no es ni culto ni sacrificio, sino una burla o distracción para que la gente no vaya al verdadero culto y a la verdadera Cena del Señor: la Eucaristía.
*Preguntas para compartir:*
1-. _¿Entre la Eucaristía de la Iglesia Católica y las “cenas del Señor” y reuniones de culto protestante, cuáles son acordes y fieles a la Sagrada Escritura? ¿Por qué?_
2-. _¿En qué le afecta a una persona apartarse de la Eucaristía e irse a esos lugares?_
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc
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