Pbro. Alexander Castro.
Estás cosas existen desde el origen de la humanidad, a nivel arqueológico se han conseguido distintos maquillajes, al igual que tintes de distintas formas, desde la prehistoria.
Son cosas cotidianas que se hacen desde la época antigua que nunca fueron vistas mal, por ejemplo en el ambiente judío o bíblico. Lo que sí existía en esa época, que no existe actualmente, es que los hombres sí se maquillaban, y sí se pintaban el cabello y sí se pintaban las uñas; o sea, la mujer empezó a maquillarse imitando al hombre en muchas culturas, al igual que pintarse las uñas , el cabello y usar pelucas.
¿Por qué la mujer buscaba embellecerse?, Porque había un concepto del mundo animal, de que los machos son más hermosos y las menos hermosas, las hembras. Y esa es una concepción que se tenía desde la antigüedad. Por lo tanto, siempre hubo en la mujer el tratar de ser más hermosa que los hombres. Y eso no tiene que ver con machismo, ni ninguna de esas cosas. Por el contrario es una concepción natural. Las mujeres trataban de diferenciarse con los signos y a su vez de parecerce.
En la culturas antiguas como Turquía, se han encontrado rastros de hace 6.000 y 13.000 años de todo eso. Y en tierra Santa también. Por ejemplo: el Rey David era muy hermoso, porque se maquillaba perfectamente sus ojos, y cuando el cabello se le oscurecía, se lo ponía más rubio todavía para verse más hermoso. Buscaba distintas plantas para tener el cabello más brillante, y eso no tiene nada malo
El Orgullo de uno sentirse bien es parte del mandamiento de la ley de Dios «ámate a ti mismo». Si tú no te amas a tí mismo, si tú no te sientes bien contigo mismo, si tú no amas tu cuerpo como lo tienes y como te gusta ¿cómo vas a hacerlo con los demás?
Vamos a caer en un tema bíblico. Por ejemplo el divorcio. La mujer, generalmente, no podía divorciarse, mientras que a él hombre se le permitía divorciarse por cualquier cosa; pero, la mujer solo podía hacerlo si el hombre incumplía con una de tres faltas. En el mundo bíblico del A.T. las únicas tres causas para la mujer pedir el divorcio eran:
Que el marido no le diera para sus ungüentos, para el maquillaje, teñirse el cabello y para sus perfumes.
Que no tuviera suficientes joyas para poder mostrarlas. Mis hermanos; la forma minimalista que usan ahora las mujeres, eso viene del siglo XIX. En la época del Señor eso no existía. Con respecto a las joyas, en el tiempo de Cristo, era maximalista; mientras más cantidad de joyas, mejor. Además, son culturas del desierto, de mostrar el oro, que son de tipo semítica, como las mujeres árabes que usan pulceras de oro hasta el codo. Esa era la forma normal de las mujeres.
Si nosotros queremos ver a la virgen María, y decimos que era una mujer normal como en aquellos tiempos, mínimo tendría cuatro huecos en las orejas para mostrar los zarcillos, y usaría montones de collares, uno sobre otro, y montones de pulseras, porque esa era la forma de vestir y no era exceso.
Que una dama judía hoy tenga el cabello verde, mañana rojo y después azul, era normal en la época de Jesús; al igual que todas las modas romanas, sin exhibir tanto en público; pero igual lo hacían por estar dentro de la cultura romana. Y así también era en la cultura griega: las mujeres seguían esa forma de vestir, de ser y eso hay que recordarlo siempre.
Lo que ha pasado es que nos hemos dejado influenciar mucho por la cultura musulmana. Hasta en nuestros pesebres se ven casitas con copulitas, tipo musulmanas. En la época del Señor eso no existía. La cultura era romana, no Árabe.
Que no tuviera suficientes vestidos, especialmente para asistir los sábados a las sinagogas.
A una mujer nunca le podían faltar Joyas, maquillaje, tintes y vestidos. Eso era básico. Ese puritanismo y usar pocas joyas y usar poco maquillaje y dejarse el cabello blanco, entre otros, es propio de la época victoriana del siglo XIX para acá. Eso es contemporáneo de hace 200 años para acá. Eso antes no se usaba y lo pueden ver en las películas del siglo XVIII de la época de María Antonieta, así es que vivía la gente. En las películas de antiguo se ve cómo era eso: las mujeres se arreglaban, las mujeres estaban bellas siempre, no se descuidaban.
Esa manipulación, que es propia del Nuevo Orden Mundial, que la mujer no se pinte el cabello, que se deje salir las canas, que tiene que dejarse crecer el cabello larguísimo, porque eso es natural; que tiene que andar con la cara lavada, son cosas del Nuevo Orden Mundial y de la cultura musulmana. Eso no es el deber ser, porque nunca antes en la Iglesia Cristiana hasta hace 100 años la mujer se había dejado influenciar con esas cosas. Por el contrario, las mujeres cristianas siempre estaban hermosas. Tanto así, que las damas cristianas católicas, todavía en los años 50 y 60 para ir a la iglesia iban bellísimas, con sus mejores ropas y muy exquisitamente maquilladas como el Señor lo pide.
Las únicas Cristianas que en el pasado no se maquillaban eran las religiosas, por la modalidad especial de su vida consagrada; pero a las laicas nunca se les permitía que se vistieran o usarán los modos religiosos, porque una laica no es lo mismo que una monja. Eso deben saberlo las mujeres de ahora que van a la Iglesia creyéndose monjas; y no es así, no están consagradas en una orden religiosa para que estén con la cara lavada y con el cabello sin pintar. Yo soy del criterio de la Iglesia Primitiva; donde las mujeres delante de la presencia del Señor se visten como las esposas delante de su esposo, hermosas siempre.
En un relato de la vida de Santa Teresita del Niño Jesús, recuerdo que vio una monja que salió corriendo para la capilla con el velo arrugado y toda desarreglada y ella la detuvo y le dijo:
- «Hermana ¿para dónde va usted así?»
- «Voy para la capilla, que va a comenzar la Oración«.
- «Hermana, por favor, se me devuelve, se arregla, se peina bien, plancha el velo y se lo arregla, se plancha ese hábito y usted se va hermosa para la capilla, porque ahí está esperándola su esposo».
Eso del minimalismo de ahora ni siquiera es cristiano, es de origen musulmán. Eso de pintar las casas de blanco, pintando todo de colores básicos y mientras menos cuadros y menos muebles tengan, eso es de la cultura musulmana y japonesa.
Los cristianos católicos debemos entender que hay cosas que nos parecen buenas y no son tan buenas.
El día que yo vea a todas las mujeres cristianas entrando a la iglesia arregladas, bellas y bien vestidas ¡Gloria al Señor!
Sin hablar de los hombres, porque los hombres estamos perdidos de pasados, yendo a las iglesias como unos mamarrachos; y eso no es lo que se pide en la Iglesia. Sería bueno que fueran a Europa un ratito, para que aprendan. Porque en Europa se conservan esas tradiciones antiguas, que son propias de la Iglesia Primitiva. ¡Nos guste o no nos guste!
Que las damas se arreglen, no tiene nada malo. Ahora, que lleguen a la vanagloria, que sean de esas que son «hechoncísimas», eso es otra cosa. Eso no ocurre en la mayoría de los casos de las mujeres. Son algunos. Así como tampoco todos van al gimnasio, menos yo que ando gordito. ¡Pero yo sí! Cuando voy a la Iglesia, me pongo mi traje, me pongo mi cleriman, mi chaqueta, mi pantalón, mi pullover y me voy bien elegante, porque yo voy es a servir al Señor. Yo no puedo llegar con una franelita, un pantalón blue jean y con unas chancletas a celebrar Misa. ¡Lo siento mucho, yo no soy de ese día!
Mucha gente habla de la humanidad, pero, a veces esa humildad es hipocresía, también soberbia y orgullo. Yo no le creo mucho a los falsos humildes, uno delante del Señor lo mejor.
Y en cuanto a las cosas de la iglesia, también es igual. Porque, en el caso del Sacerdote que va a representar al Señor en el Altar, no debe montarse con un Alba que sea transparente y una casulla feísima que da miedo, pena y vergüenza, justificándose con el lema «yo soy pobre». Mientras que tiene unos zapatos Nike, un reloj carísimo digital, con una tremenda computadora, viviendo con aire acondicionado. Pero los ornamentos para la Misa los usan de mamarrachos, ese no es el deber ser hermanos.