El Profeta Jeremías y la Iglesia Católica.

*Lecturas del día:* Jer 30, 1–2, 12–15, 18–22; Sal 101, 16–21, 29, 22–23; Mt 15, 1-2. 10–14

*Comentario:*

En las palabras del profeta Jeremías se lee, entre líneas, el dolor de destierro en el que vivía la humanidad fuera Paraíso, luego de haber sido expulsada por el mismo pecado de desobediencia a Dios que cometió; esto es lo que debemos entender siempre que leamos en el Antiguo Testamento los episodios de esclavitud, destierro y sufrimiento padecidos por Israel durante su larga historia de espera a la llegada del Mesías.

Encontramos, a su vez, en labios de este profeta, el anuncio esperanzador de la liberación de aquel dolor, prometiéndole a Israel el advenimiento de una nueva Ciudad edificada sobre su montículo de ruinas y el restablecimiento, tal como era, de su alcázar. Anuncia que los habitantes de aquella ciudad se multiplicarán entre loor y voz de gente alegre y jamás serán menguados, y que de entre sus hijos saldrá un soberano que será su Jefe, su Príncipe, capaz de jugarse su vida por llegar hasta Dios. Y ese será el Pueblo de Dios, y Dios será el único Dios de ese pueblo *(cf. Jer 30, 18-22)*

El objetivo a quien apunta toda esta profecía no puede ser otro sino el nuevo pueblo de Dios iniciado por Cristo a partir de su concepción en el vientre de María, su madre, y de sus Doce Apóstoles, presidido gobernado por Pedro *(cf. Mt 16, 17-19)*, el jefe establecido por Cristo para regir y conducir hacia los verdes pastos de los misterios divinos a todo su rebaño *(cf. Jn 22, 15-17)*.

¿A qué refiere cuando profetiza que el orgullo de la antigua ciudad Jerusalén, el Israel terrenal, sería saqueado *(v. 18)* y que, en cambio, los habitantes de la nueva ciudad se multiplicarán y jamás serán menguados? *(v. 19).* Las ruinas y el saqueo, aluden a la destrucción definitiva que iba a sufrir Jerusalén y su templo; hecho que ocurrió en el año 70 d. C. con la invasión y destrucción que hizo el Imperio Romano a la ciudad de Jerusalén. Este hecho histórico simboliza el ocaso de un pueblo, levantado sobre las columnas de doce tribus, y que sería relevado por otro, que se construiría sobre el fundamento de los Doce Apóstoles: la Iglesia que Cristo fundó.

Promete que la nueva ciudad nunca sería menguada; es decir, que siempre estaría en continuo y constante crecimiento. Intento buscar un lugar en la sagrada Escritura al cual pueda hacer referencia esta profecía, y no encuentro otro destino que la promesa y profecía hecha personalmente por Jesucristo, Fundador de la nueva Ciudad de Sión, a su principal apóstol, Pedro, luego de constituirlo en Roca angular visible para fundación de su Iglesia, su nuevo Templo: _“Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”_ *(Mt 16, 18)*

Los síntomas de agonía y fenecimiento de las antiguas instituciones israelitas (Ley, Sacerdocio y Templo) se dejan ver en los muchos e intensos choques y desencuentros entre Jesucristo y las máximas autoridades religiosas judías. Jesús les dijo: _“Y ustedes, ¿por qué quebrantan el mandamiento de Dios en nombre de sus tradiciones?”_ *(Mt 15, 3)*

*Para compartir:*

1.- _¿Qué elementos de las lecturas bíblicas de hoy hablan acerca de la Iglesia Católica?_

2.- _¿Qué utilidad encuentras en esta publicación para dar razón de la fe católica ante las Sectas Protestantes?_

*Elaborado por:*

Pbro. Héctor Pernía, mfc