Liturgia<📖> Apologética
XXVIII Sem. T. Ordinario
Fecha: 19 de octubre de 2018
La reflexión de la Palabra discierne sobre sobre una situación análoga a la vivida hoy con la diversidad de movimientos religiosos que, como Jesús, procuraban vivir en Israel, se citan p.ej: Juan Bautista, fariseos, saduceos esenios y otros. Muchos de ellos formaban también comunidades de discípulos (Jn 1,35; Lc 11,1; Hch 19,3) y tenían sus misioneros (Mt 23,15). De igual manera, el territorio era una encrucijada de diversas creencias del medio Oriente y de los países mediterráneos de Europa y África. En nuestro caso no era un mero proselitismo religioso que requería de “predicadores”, sino de agentes evangelizadores que anunciaran la Palabra, un camino de humanización y de salvación de almas.
Jesús se diferencia de todos los movimientos de su tiempo, según se indica en Lucas 10. Su propuesta es propia, más cercana a las personas, trata de rescatar los valores comunitarios de otrora que se modificaban o se extinguían. Su evangelización buscaba restituir a las comunidades, que estás fueran nuevamente expresión de la Alianza y que su pueblo se salvara y fuese una muestra del Reino de Dios.
Jesús conoce y llama a cada uno por su nombre, los enseña a ser “mediadores o interlocutores de Él” y los involucra en su misión evangelizadora. Así, los envía de dos en dos; les advierte de los problemas a que se encontrarán en su camino (v.3). En la perícopa, les inculca los valores de hospitalidad, comunión en la mesa, acogida a los excluidos y la llegada del Reino. P.ej: les indica cómo vestirse con sencillez (v.4); les pide prudencia y que se centren en su transitar; el saludo de paz a quien los reciba en una casa (v.5), y si en dicha casa hay armonía (v.6), deberán permanecer allí durante la misión (v.8), comiendo y bebiendo lo que les ofrezcan (v.8). A su vez, tendrán que «sanar a los enfermos que haya en ella, y les dirán: “Se ha acercado a ustedes el reino de Dios”» (v.9).
El tener fe, no es sólo creer en Dios y en lo que nos establece el Credo, también es orar el Padre Nuestro y responder con obras a lo que Dios ha revelado. La fe no es una mera teoría que se estudia y toma lo que gusta. La fe conduce a una práctica de vida, a tomar decisiones responsables y asumir compromisos. Creer implica obediencia a todo lo que Dios ha revelado. Además, como se meditó el domingo pasado, no es sólo decir que no robas ni matas, ni cometes adulterio, ni eres un mentiroso. Ya que todo aquello que nos ata, nos impide testimoniar la fe y amar. «Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno alegar que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe? » (Stg 2,14). «Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta.» (Stg 2,17). Amar a Dios es obedecerle de corazón. «Quien dice que cree en Él pero no quiere poner en práctica su Palabra no le ama, no le es leal, no cumple» (Cfr. Jn 14,21). Ser «practicantes» está al alcance de toda persona de buena fe que tenga una básica instrucción religiosa y un sincero deseo de ser fiel a su bautismo. Por otro lado, tampoco se puede decir que se guarda la Palabra de Jesús si no se practica. Como agentes evangelizadores, la Iglesia busca mantener la unidad de fe y la misma enseñanza moral a través de los siglos. En la Iglesia, y por voluntad de Cristo, se tiene la garantía de que la enseñanza es pura e interpretación veraz.
El programa de vida de los primeros cristianos sigue vigente para nosotros, haciéndolo vida en el Tercer Milenio. Todo cristiano fue llamado a servir con fe madura y caridad fraterna. «Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunidad de vida, a la fracción del pan y a las oraciones» (Hch 2,42), agradeciendo a Dios los dones y carismas recibidos. Por eso, toda creencia que descarte alguno de estos componentes de la vida cristiana, no puede participar en la fe verdadera. Y en vista del destino de vida eterna, para la que Dios nos ha creado, es una locura y una temeridad pensar que basta con llamarse «muy creyente» para conseguirla.
Fuente:
Jeremías, J (20173): Jerusalén en tiempos de Jesús. Madrid: Cristiandad.
Schürer, E (1979): Historia del pueblo judío en tiempos de Jesús: 175 a.C.-135 d.C. Madrid: Cristiandad.
Preguntas para compartir:
1.- ¿Cumples con los mandamientos? ¿Qué haces además de no cometer tales pecados?
2.- ¿Estudias tu Fe? ¿Enseñas a tu prójimo la Fe? ¿Testimonia vivencialmente la Fe? ¿Cuáles son las obras de caridad que practicas?
Elaborado por:
D. Dr. Ludwig Schmidt H.
Reciba una cordial bienvenida y un abrazo fraterno en Cristo.
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