Jueves, IV Semana. Tiempo de Cuaresma
Comentario:
La Liturgia de la Palabra, hoy nos trae el relato sobre el becerro de oro con el que el pueblo de Israel se apartó de Moisés y del Dios verdadero. Decidió elegir y construirse su propio dios (Ex 32, 7-14; Sal 105, 19-20.21-23) Sin embargo, la Iglesia Católica por más de veinte siglos, ha permanecido fiel al sucesor de Pedro y a Cristo. En esto, ella, se distancia totalmente de lo que hizo el pueblo de Israel con el becerro de oro. Ha utilizado un sinfín de recursos de evangelización para representar, transmitir y dar a conocer a nuestro Señor Jesucristo: texto, música, imágenes, procesiones.
Todas nuestras estatuas y pinturas son cristianas; hablan de Él y llevan a Él. Pero, ¿por qué personas que se hacen llamar ‘cristianas’ y ‘evangélicas’ le dicen ídolo, otro dios, y demonio? ¿Tal es la ceguera? ¿no ven que representan a Jesucristo y a sus discípulos que alcanzaron la santidad?.
Leemos en Ex 32, 10 como, por el pecado de idolatría, Dios estuvo a punto de cambiarse de pueblo y hacer una nueva alianza a partir de Moisés. Casi que actúa igual que los que se creyeron con el permiso y la justificación de cambiarse de la Iglesia Católica por el pecado de alguno de sus miembros. Dijo el Señor: “Déjame ahora que se encienda mi ira contra ellos y los devore; de ti, en cambio, haré un gran pueblo”. ¡Pero, no!, Dios no actuó como ellos. Ellos deberían actuar como Él.
Y dice la Palabra: “Dios renunció a lanzar el mal con que había amenazado a su pueblo” (Ex 32, 14) Israel siguió siendo su pueblo elegido, su esposa. Dios no cambió a Israel por otra nación por su pecado de idolatría. ¿Por qué hay personas que se cambian y se apartan de la Nueva Jerusalén (La Iglesia), si Dios nunca lo hizo con la Antigua (Israel)? El protestantismo actúa como aquellos que, habiendo hecho alianza en el Santo Matrimonio, luego lo rompen y se cambian de pareja. Cristo es fiel a su Iglesia (su Esposa); y todo discípulo debe serle fiel también, pues mediante ella, está unido esponsorialmente a Cristo.
En lugar de llenarnos de ira y de excusas para abandonar la Iglesia Católica por algún pecado, el cristiano verdadero hace como Moisés. Calma su ira, se llena de valor, y eleva a Dios su insistente súplica de intercesión pidiendo que la perdone. Él decidió perdonar a la Antigua Israel por sus pecados de idolatría, ¿no lo haría acaso con la Nueva, si sus hijos tal como Moisés, se lo piden?
Preguntas para compartir:
1) ¿Qué aprendizaje y crecimiento en la fe te ha dejado este tema?
2) ¿Puede o no caer en adulterio espiritual quien se separa de la Esposa de Cristo y se cambia de Iglesia? Razona tu respuesta
Elaborada por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc.
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