XXXI Semana del Tiempo Ordinario.
*Lecturas del día:* Rm 14,7-12; Sal 26,1.4. 13-14; Lc 15, 1-10
*Comentario:*
El protestantismo vive distraído y distrayendo, mirando ídolos donde está lo que es santo, y de ese modo le hace el juego al diablo de que nadie se dé cuenta por donde es que se filtra y se cuela de modo más abundante la idolatría en nuestras vidas: en el _’yoísmo’,_ en los apegos, en nuestras debilidades.
Recuerdo que mi abuela siempre decía: _»lo único seguro en esta vida es la muerte»_ Precisamente, vivimos tan aferrados a la vida que no pensamos en lo inevitable, no nos preparamos para ir a donde Dios nos espera. Olvidamos que ¡Dios es Señor de vivos y de muertos! Dice San Pablo: _»si vivimos, vivimos para Dios, si morimos, morimos para Dios»._ *(Rm 14, 8)* Nos aterra pensar en la muerte, siendo que con ella terminarán los dolores, las enfermedades, nuestros sufrimientos, y con ella obtenemos la paz; porque quien está unido al Señor nunca muere, sólo es un pasar de este mundo a la vida eterna.
Tener una verdadera conversión pasa por salir de nuestra zona de confort, pasa por cambiar, y cambiar duele. Jesús decía: _«El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.»_ *(Mc 1, 15)* Al negarnos a ese cambio estamos aceptando en nuestra vida un estilo con muchas debilidades y apegos humanos. El texto de Pablo a los Romanos nos alerta a no caer en la IDOLATRÍA SEDUCTORA de los bienes creados. Para protegernos se esa idolatría Dios nos pide amar y practicar el PRIMER MANDAMIENTO: AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS.
El tema de la IDOLATRÍA también lo vemos en el evangelio de hoy. Ocurre cuando nos creemos dioses, con derecho a juzgar y despreciar. Nos negamos a escuchar a Jesús _»Los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharle»_ *(Lc 15,1),* pero nuestra actitud autosuficiente nos lleva a olvidar que nosotros también rendiremos cuentas al final de nuestras vidas. La crítica de los fariseos es ésa, ¡Jesús anda con los pecadores!. Crítica recelosa cargada de rencor. Así vamos por el mundo, cargados de odio por las ofensas y heridas que otros causan en nosotros; incluso, es muy común oírla en nuestros hermanos no católicos cuando se refieren a nuestros Sacerdotes.
Vemos con malos ojos a los hermanos que no comparten nuestras creencias e ideas. No somos capaces de perdonar al otro. _»Alégrense conmigo»_ *(Lc 15, 6),* dice Jesús. Pero esa alegría pasa por entender que no somos dueños de nada, ni de lo material, ni de la verdad ni de la vida.
Nos apegamos al rencor *(cf. Ecl 27,30)*
Nos cuesta perdonar *(cf. Ecl 28,2-5)*
_»Alégrense conmigo»_ *(Lc 15, 6; 9),* son las palabras del Pastor y de la mujer que consigue la moneda, y ésa, debe ser nuestra actitud, ¡Alegrarnos por el que regresa, por el que estaba perdido, sin juicios ni rencores. Mirar al hermano con el amor de Cristo, con el amor de su Cruz!.
No puedo decir que amo a Dios a quien no veo y odiar a mi hermano que si veo *(cf. 1Jn 4,20).* Podemos tomar la decisión de abandonar esa Idolatría de creernos dueños terrenales de las cosas, del *»yo soy mejor que todos»* ¡Alegrémonos por cada hermano que ha sido encontrado!
*Preguntas para compartir:*
1- _Como católico, ¿Me estoy preparando para ir al encuentro del Señor?_
2- _¿Qué signos de Idolatría moderna has reconocido?_
*Elaborado por:*
Franklin Terán, mfc