*Lecturas del día:* Rut 1, 1–22; Sal 146, 5–10; Mt 22, 34–40.
*Comentario:*
Hoy iniciamos en la Liturgia el libro de Rut, y el relato que en este día leemos, me hizo recordar y encontrar algunas curiosas semejanzas en los testimonios de Rut, la moabita, y Kimberly, la esposa del ex pastor protestante Scott Hahn, de Estados Unidos. El de Kimberly lo podemos leer en el libro _’Roma, dulce hogar’_ donde ella y Scott narran su viaje del protestantismo a la Iglesia Católica.
*Ambas vivían apartadas de Dios*
a) Rut ella era idólatra. Como toda moabita, rendía culto a los dioses de su país. Eso se deja ver cuando su suegra Noemí le insistió que partiera hacia su tierra diciéndole: _“¿Por qué no te vas también tú con tu cuñada, y así regresas a tu casa y a tus dioses?”_ *(Rut 1, 15)*
b) Kimberly: ella era protestante, y acérrima anti católica. Pertenecía junto a su esposo a la iglesia presbiteriana.
*A ambas un mismo espíritu les guió el corazón hacia Dios*
a) Rut, ante la insistencia de su suegra Noemí de que la dejara sola y fuera a darle culto a sus dioses moabitas, la sorprendió admirablemente, diciéndole: _»A donde tú vayas, iré yo; y donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios.»_ *(Rut 1, 16)*
b) Esas palabras son muy semejantes a una oración que Kimberly aprendió de su padre cuando ella se casó con Scott. El día de su boda, y para cuidar su matrimonio, su papá – que también era protestante – le enseñó una oración y le pidió la promesa de repetirla de por vida todos los días. Pero, tiempo después su esposo Scott se hizo católico, y Kimberly fue a visitar a su papá porque se sentía muy confundida. Ella no soportaba estar casada con un hombre que ahora se cambiaba hacia la Iglesia más rechazada por ella. Estaba entre separarse o no de él.
Estando juntos, el papá le preguntó a Kimberly: _»Hija, ¿has cumplido con la promesa de hacer todos los días la oración que yo te enseñé cuando te casaste con Scott?_ Ella le dijo: _»¡No, papa!»_ _»¿Y desde cuándo?»_, replicó su papá. Ella contestó: _»Desde que mi esposo se hizo católico»_ Él la reprendió con estas palabras: _¿Y por qué no cumpliste con tu promesa?». «Porque tenía miedo»,_ dijo ella. _»¿Miedo de qué?»,_ preguntó su papá. Kimberly contestó: ¡Papá, yo sentí mucho miedo de hacer esa oración, porque sabía bien que, si la hacía, me convertiría en católica.
Esta era la oración a la que ella le tuvo miedo repetir todos los días: _»Señor Jesucristo, iré a donde tú me envíes, haré lo que me mandes a hacer, y diré lo que me pidas anunciar»._ ¿Ves el enorme parecido de esta oración con las palabras con las que Rut declaraba a Noemí su conversión al Dios verdadero?
Hoy Kimberly es católica, junto a su esposo Scott. Dios quiera que tantos hermanos que se han separado de su Iglesia Madre, hagan esa misma oración y sean fieles a lo que sus labios pronuncien.
*Preguntas para compartir:*
1) _¿Qué pasaría si, sinceramente, los hermanos no católicos hicieran todos los días la misma oración que Kimberly prometió a su padre el día de su matrimonio?_
2) _¿Por qué muchos protestantes que saben que la Iglesia Católica es la verdadera permanecen en una secta? ¿Por fidelidad a la verdad, o por conveniencias?_
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc
Los comentarios están cerrados.