Sábado, XXVII Semana del T. Ordinario
Lecturas del día: Gál 3, 22–29; Sal 104, 2–7; Lc 11, 27–28
Comentario:
El santo evangelio de hoy es usado por organizaciones no católicas para acusar a los católicos de idolatrar a la virgen María, señalando ella es una mujer simple, común y corriente, y que los católicos se han encargado de elevarla y e idolatrarla. Dice el evangelista:
“Estaba él diciendo estas cosas cuando alzó la voz una mujer de entre la gente y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!” Pero él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la guardan.» (Lc 11, 28-29)
Para las sectas, que tienden a las lecturas apresuradas y desvirtuadas de la Biblia, en este texto bíblico Jesús está corrigiendo a quienes intentaban exaltar a su madre por haberle llevado en su seno y haberle amamantado. Su mente carnal no les deja ver completa la conversación, por eso se quedan pensando que Cristo está prohibiendo alabar a su madre. Si leyeran completo y correctamente, se darían cuenta de su equivocación.
Jesús no desprecia que su madre le haya amamantado; lo que está haciendo es lo que en toda la Sagrada Escritura se dice respecto a quienes viven dándole toda la importancia a la mera filiación carnal y olvidan por completo la espiritual, a quienes piensan y actúan siempre solo desde la carne y desprecian todo cuanto sea se trate de Dios (cf. Rm 8, 5-9). Así que, por la carne, sigue intacta su reverencia y respeto hacia su madre; y, en cuanto al espíritu, allí es donde Jesús pide que reverenciemos y admiremos más a su santísima madre. Nos está diciendo que ella es más grandiosa por su rol como discípula y madre espiritual, que como simple mujer carnal que le dio a luz. Nos está diciendo, que cada cristiano alabe y bendiga a su madre por su ejemplar y perfecto ejemplo escuchando y practicando su enseñanza.
“Antes que ella no ha habido mujer semejante, y no se verá otra después de ella” (Sedulius). Y, sin embargo, el Señor añade: “Son aún más dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen”. El Salvador confirma magníficamente el testimonio de esta mujer, pues no solo declara dichosa a aquella a quien se le ha concedido dar a luz corporalmente al Verbo de Dios, sino también dichosos todos aquellos que procurarán concebir espiritualmente al mismo Verbo al permanecer atentos a la fe y, teniéndole presente y practicando el bien, darán a luz y alimentarán su corazón y el de otros.” (1)
Son, y sean para la virgen María siempre, por los siglos de los siglos, las alabanzas con que el mismo Dios adorna a las mujeres más elevadas en pureza y obediencia a su Palabra, aquellas que en el libro de Proverbios dicen:
«¡Hay muchas mujeres valiosas, pero tú las superas a todas!» Engañosa es la gracia y fugaz la belleza; sólo la mujer que respeta a Yahvé es digna de alabanza. Agradecedle el fruto de su trabajo y que sus obras la alaben en la plaza.” (Prov 31, 29-31)
Fuente:
1] Comentario en línea: San Beda el Venerable, monje benedictino, doctor de la Iglesia. Homilía: Concebir espiritualmente. Homilía sobre S. Lucas; L. IV, 49. https://deiverbum.org/lc-11_27-28/
Para compartir:
1.- ¿Cómo sabemos que en *Lc 11, 27-28* Cristo no está prohibiendo honores y alabanzas a su madre?
2.- ¿Qué otros textos de la Sagrada Escritura o de la Tradición de la Iglesia rinden elogios y honores a la virgen María?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc
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