Apologética en la Liturgia de la Palabra
Sábado, II Semana de Pascua. Ciclo A
Lecturas del día: Hch 6, 1-7; Sal 32, 1-2. 4-5. 18-19; Jn 6, 16, 21.
Comentario:
El episodio narrado por el evangelista Juan, donde Jesús camina sobre las aguas justo cuando sus discípulos están al borde de hundirse en el mar, es una providente oportunidad para prevenir ante la errada doctrina de los Testigos de Jehová de negar su divinidad.
El relato muestra una evidente intención de comunicar que Cristo es la salvación del hombre, que Él es el Dios verdadero que ha venido al mundo a sacarnos del abismo de la muerte y del pecado, y que los apóstoles clamando auxilio directamente a Cristo, están invocando a Dios en persona.
De haber sido un mero hombre que actuara con ayuda divina para socorrer a los apóstoles, el mismo texto bíblico contendría datos manifiestos de la actuación de Dios dándole a Jesús el poder para caminar sobre las aguas y calmar la tempestad; o, de haber sido un arcángel, como los Testigos de Jehová lo califican, igualmente habría en el texto algún indicio que así lo asomara; cosa que no hay, ni siquiera por inferencia. Un análisis literal y contextual del episodio demuestra que Cristo actúa por sí mismo y se manifiesta en primera persona como Dios, al presentarse a los apóstoles diciendo “Soy yo,” que Dios mismo ha venido a sacarles del grave peligro en el que se encontraban.
Adentrémonos más en estos detalles con este iluminador aporte: (1)
“La narración del «paseo de Jesús sobre las aguas» pertenece a «los milagros de epifanías. «Cada milagro puede entenderse como una epifanía, como manifestación de lo divino o de un dios. Las epifanías en sentido propio se dan cuando la divinidad se manifiesta a una persona no sólo por sus efectos o por unos fenómenos concomitantes, sino que se manifiesta personalmente a esa persona»; cosa que ocurre, sin duda alguna, en el relato de la caminata sobre el mar. A ello se añade que la experiencia de la divinidad cercana comporta para el hombre salvación y liberación de su necesidad. Y ello se da en todo su alcance en la tradición de Marcos *(Mc 6, 45-56),* que pone singularmente de relieve el contraste entre la necesidad de los discípulos y la aparición de Jesús”.
“En Marcos, y precisamente en el momento culminante del relato, encontramos también la importante fórmula Ego eimi («Soy yo»), y desde luego en sentido absoluto, con la que el desconocido se da a conocer a los discípulos confusos y desamparados. De esa forma, Jesús «se manifiesta (epiphan) como el Hijo de Dios, provisto de la fuerza y omnipotencia de Yahveh». No obstante, habrá que preguntarse si se trata aquí simplemente de una «libre formación cristológica». En esta historia se expresa la experiencia fundamental de que en Jesús sale al encuentro de los discípulos el poder salvador de Dios en persona”.
Fuente:
(1) Juan 6, 1-71; Comentarios: El Nuevo Testamento y su Mensaje; e-Sword – the Sword of the LORD with an electronic edge.
Para compartir:
1.- ¿Qué signos del relato evangélico revelan la divinidad de Jesucristo?
2.- ¿Has pasado por momentos en la vida que el episodio de este milagro te haya hecho recordar? Compártelo con tus hermanos.
Elaborado por:
P. Héctor Pernía, mfc