Apologética en la Liturgia de la Palabra
II Domingo de Pascua, Solemnidad.
Lecturas del día: Hch 2, 42–47; Sal 117, 2–4. 13–15. 22–27; 1Pe 1, 3–9; Jn 20, 19–31
Comentario:
¿La Iglesia Católica son sólo templos, basílicas y catedrales?
Quien piense de ese modo es porque desconoce la Iglesia Católica. En sus parroquias y desde sus orígenes, no ha habido un solo día en que en todo el mundo no, haya dejado de congregarse para celebrar y perpetuar lo que leemos en los Hechos de los Apóstoles: ”Eran asiduos a la enseñanza de los apóstoles, a la convivencia fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones” (Hch 2, 42).
Los católicos no forman un templo material, sino de piedras vivas con cada uno de los bautizados, y constituyen un único Cuerpo que vive en cualquiera de los cinco Continentes, escuchando los mismos textos bíblicos y comiendo un mismo Alimento que no es de este mundo, ya que viene del cielo: el cuerpo y la sangre de Cristo. Puedes ver de dos modos, en la Biblia o en la Santa Misa de las Parroquias, lo que lees en Hch 2, 46: “Todos los días se reunían en el Templo con entusiasmo, partían el pan en sus casas”.
¿Se puede ser cristiano sin el Papa?
¡Lo será, pero a medias! Cada acto que Cristo realizó y cada mandato que dio, son necesarios para el cristiano. No puede considerar como accesorio o inútil, cada mandato y ordenanza que dio a sus 12 apóstoles y, especialmente, a Pedro. Más bien, si realmente quiere ser discípulo de Cristo, debe acogerlos con amor como obligatorios y necesarios para la Salvación. Lo fundamental de un cristiano es la humildad y la obediencia a su Señor y Maestro. Hacer a un lado lo que Cristo hizo y estableció mediante Pedro y los demás apóstoles, es eludir a Cristo e inventarse un “cristo” aparte y falso. En otras palabras: se fabrica un dios aparte y se convierte en idólatra.
El día sagrado debe ser el sábado
Así afirman los adventistas. ¿Qué respondemos? La Resurrección de Cristo marcó el antes y el después de toda la Historia de la Salvación y es el punto de partida de todo cristiano. Así lo vivió la Iglesia desde sus inicios: “Ese mismo día, el primero después del sábado, los discípulos estaban reunidos por la tarde con las puertas cerradas por miedo a los judíos” (Jn 20, 19).
El precepto dominical, como día sagrado de descanso y asamblea obligatoria, ya había sido establecido por Dios en la antigüedad para cada semana de Pascua (cf. Ex 12, 16-17), como figura de la Pascua definitiva inaugurada por Cristo en su Pasión, Muerte y Resurrección.
Confesarse con sacerdotes es doctrina de hombres
Lo que sí es doctrina de hombres es esa afirmación. Luego de resucitar, Cristo se presentó a sus apóstoles: “Sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos»» (Jn 20, 22-23).
Cristo murió en palo vertical. No murió en una cruz
Los Testigos de Jehová aseguran que así fue como Cristo murió. Pero, la propia Biblia que ellos usan los contradice. El apóstol Tomás dijo: “Hasta que no vea la marca de los clavos en sus manos, no meta mis dedos en el agujero de los clavos y no introduzca mi mano en la herida de su costado, no creeré” (Jn 20, 25).
Las palabras la marca de «los clavos” (plural, varios) y el agujero de «los clavos», indican que había un clavo para cada mano y que los brazos estaban separados, uno a cada lado, tomando la forma de la cruz. Tenía que haber un solo clavo si hubiese muerto con las dos muñecas juntas una sobre la otra.
Para compartir:
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Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc