Día IV dentro de la Octava de Navidad
Los Santos Inocentes, fiesta.
*Lecturas del día:* 1Jn 1, 5-2, 2; Sal 123, 2-3, 4-5.7b-8; Mt 2, 13-18.
*Comentario:*
La primera lectura de hoy nos trae un texto que ha sido mal usado por algunos que se dicen “cristianos”, pero que no comparten las enseñanzas de la Iglesia católica; nos referimos a *1Jn 2, 1*: _“(…) si alguno peca, tenemos ante el Padre un abogado, Jesucristo”_; utilizan dicho texto para negar la práctica católica de confesar los pecados ante un sacerdote. Para ellos, ese texto enseña que nuestros pecados debemos “confesarlos” directamente a Dios; interpretan que al ser Jesucristo nuestro abogado ante Dios Padre, cuando pecamos debemos pedirle perdón directamente a Dios por medio de Jesucristo.
Si bien es cierto que Jesucristo es nuestro abogado ante Dios Padre – debido a su entrega _»como víctima por nuestros pecados»_ *(1Jn 2, 2)* – también es cierto que el texto de hoy NO dice: “confesémonos directamente con Dios”. Eso es sólo una lectura caprichosa de algunos para justificar sus errores.
Lo que *1Jn 1* sí nos enseña es a confesar nuestros pecados (v.9): _»Si reconocemos nuestros pecados, Dios (…) perdonará nuestros pecados (…)»_. Recordemos que la *confesión* no es un invento de la Iglesia Católica (como dicen sus detractores), ya era practicada por los judíos desde tiempos del Antiguo Testamento *(cf. Lev 5, 5.13a; Sal 32, 5; Pr. 28, 13)*.
Aunque el texto de hoy no dice “con quién” confesarnos, nosotros sabemos (dada la unidad y cohesión de toda la Escritura) ante quienes debemos confesar nuestros pecados: ante los sucesores de aquellos que recibieron el encargo de “atar”, «desatar” y “perdonar” *(véase: Mt 16, 19; 18, 15-18; Jn 20, 23)*.
Tengamos presente que la Iglesia es el Cuerpo y la “plenitud” de Jesucristo, quien es Cabeza de la Iglesia *(cf. Ef 1, 22-23; 4,4.15-16)*; por lo tanto, como dijera en el siglo II San Ignacio de Antioquia *(1)*: _“Allí donde está Cristo Jesús, está la Iglesia Católica”_.
Esto implica que nuestros obispos y sacerdotes, como parte de la Iglesia, son parte de Jesucristo por lo tanto en ellos actúa Jesucristo. Al respecto el Catecismo nos enseña: _»En el servicio eclesial del ministro ordenado es Cristo mismo quien está presente en su Iglesia como Cabeza de su Cuerpo (…). Es lo que la Iglesia expresa al decir que el sacerdote, en virtud del sacramento del Orden, actúa “in persona Christi Capitis»_ *(2)*
No confundamos entonces la función única de Jesús como abogado ante Dios Padre (nadie más es nuestro Salvador), con el ministerio de la Reconciliación que Él mismo delegó en sus apóstoles y sus sucesores (nuestros obispos y sus colaboradores, los sacerdotes).
*Fuente:*
(1) San Ignacio de Antioquía, Catecismo de la Iglesia Católica, Numeral 830.
(2) Catecismo de la Iglesia Católica, Numeral 1548.
*Para compartir:*
1.- ¿Con quién confiesas tus pecados o crees que hay ciertos pecados que sólo se deberían confesar directamente a Dios?
2.- ¿Cómo le explicarías a un hermano protestante los textos bíblicos de: Mt 18, 15-18 y Jn 20, 23?
*Elaborado por:*
Nelson Ledezma, mfc
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