”No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos” (Mt 7, 21) Anda con cuidado; pues no todos los que te hablen con una Biblia en la mano vienen de Dios.
- Ten presente que Satanás utilizó la Biblia para atacar a Cristo en el desierto; y que, para intentar hacer tropezar a sus discípulos, hace abundar los falsos pastores y multiplica falsas iglesias. No hay nada de extraño que sea esa la realidad que te está circundando.
- Documéntate bien; examina lo que te dicen y también lo que la doctrina de la Iglesia Católica enseña. Te recomiendo leer y meditar algunos de estos pasajes bíblicos: Jer 23, 32; 29, 8-9; Mt 7,15-23; 24, 23-25; 1Tim 4, 1-7; 2Tim 4, 2-4
- Aférrate fuertemente a la Palabra de Dios, a la oración y a permanecer en comunión con tus hermanos católicos.
- Deja que sea Dios, y no las embestidas o los coletazos de los sentimientos y situaciones humanas que estés atravesando, quienes decidan por ti. Muchos, como el rey Salomón (Cf. 1Re 11, 4-13), se han apartado de Dios por unirse con personas de otros cultos y de otras religiones por situaciones de compromiso como el noviazgo, el matrimonio, un puesto de trabajo, para evitar dificultades o por asegurarse la estabilidad social.
Todas éstas son necesidades humanas legítimas; pero son también, para muchos cristianos, causa de tropiezo en su comunión con Dios si no abrimos bien los ojos. El siervo Job es y será siempre un aviso y una señal que nos recuerda que también los cristianos pasan por la prueba de la escasez, del hambre, la enfermedad, la soledad; y que, nada de lo que en la vida nos falte nos debe hacer tropezar en la fe, nos debe hacer abandonar la Iglesia.
No podemos estar corriendo a lugares no católicos que se autodenominan cristianos, simplemente porque allí resuelven nuestras necesidades. Jesucristo enfrentó a muchos que iban tras Él no para recibir su palabra, sino por los milagros que hacía, o por la comida que les multiplicaba (cf. Jn 6,26-27). Los cristianos debemos mirar siempre hacia el horizonte humano sin olvidar que somos, sobre todo, nuestra mirada debemos mantenerla siempre dirigida hacia Dios (cf. Mt 6, 25-34).
Para compartir:
1.- El conocimiento bíblico e histórico de la Iglesia es necesario para conversar con personas no católicas. ¿Por qué?
2.- ¿Qué deberíamos hacer cuando llegan miembros de grupos protestantes a ofrecernos ayuda en momentos difíciles?
Elaborada por:
P. Héctor Pernía, mfc
Fuente:
El contenido fue tomado de la «Guía Bíblica Hospitalitos de la Fe” (VI ed.) elaborada por el mismo autor de esta publicación.