*Lecturas del día:* 1Jn 5, 5-6. 8-13; Sal 147, 12-15. 19-20; Lc 5, 12-16.
*Comentario:*
Del texto de la carta del apóstol Juan que hoy leemos, conviene hacer un adecuado y correcto análisis, dado que muchos grupos protestantes lo toman muy a lo fácil y a la ligera para creerse ya en la seguridad absoluta de que irán para el cielo, hagan lo que hagan, y pase lo que pase de aquí al día de su muerte.
Dicen que ya poseen la vida eterna porque han tenido un nuevo nacimiento en Cristo. Pero, ¿a qué llaman nuevo nacimiento? Muchos lo acuñan a que de manera sencilla y sin “accesorios inútiles”, como un niño que se abre al amor de su madre, han empezado de nuevo su vida recibiendo a Cristo con pureza en su corazón, y que se han deslastrado o liberado de lo que consideran estorbo, que según ellos son inventos de hombres que no están en la Biblia, y hasta de peligro y obstáculo para recibir y aceptar a Cristo: los Sacramentos, las oraciones y actos de piedad a la Virgen María, a los Santos, la obediencia al Papa y a los obispos, las oraciones y misas por los difuntos, la ortodoxia en la fe y la doctrina, el entre otros.
Se nota a leguas un desprecio de buenas a primeras hacia todo lo que sea enseñanzas y obligaciones en la fe de la la Iglesia. Tal ha sido la desinformación que existe, que del seno de la misma Iglesia ha venido naciendo y creciendo un fuerte movimiento de recuperación y expansión de la disciplina apologética en muchos escenarios de evangelización.
¿Acaso es suficiente con decir o declarar que se recibe y acepta a Cristo para estar salvado?
Esta es una resaca que demuestra estar más viva que nunca la falsa doctrina luterana de la SOLA FIDES, según la cual, la SOLA FE, sin necesidad de las obras, es suficiente para salvarse.
“La Iglesia Católica enseña que la salvación final depende del estado del alma al momento de la muerte *(cf. Mt 25,31-46).* El que muera en el estado de amistad con Dios (el estado de gracia) irá al cielo. El que muera en estado de enemistad y rebelión en contra de Dios (el estado de pecado mortal, cf. *Jn 5,16-17*) irá al infierno. Cristo ya nos ha redimido, nos abrió las puertas del cielo, como originalmente estaban. Nótese que redención no es lo mismo que salvación, pero es un preludio necesario. Él hizo su parte, y, como resultado de las gracias que mereció para nosotros por su muerte violenta en la Cruz, nos capacita para que nosotros hagamos nuestra parte *(Flp 1,6; 2,13; Hb 13,20-21).* Para pasar por aquellas puertas debemos estar espiritualmente vivos -en el estado de gracia- en el momento de nuestra muerte corporal. Si un alma está en el estado de pecado mortal, sin el regalo de Dios de la gracia santificante -la gracia que da al alma la vida sobrenatural- entonces está espiritualmente muerta y por lo tanto incapaz de gozar del cielo.” (1)
*Fuente:*
(1) La seguridad absoluta de estar salvado, http://apologetica.org/sitio/index.php/la-biblia/522-la-seguridad-absoluta-de-estar-salvado (Tradujo Fernando Machado, Monasterio del Verbo Encarnado, San Rafael, Argentina)
*Para compartir:*
1) _¿Qué relación puede haber entre el creerse salvados a punta de declaraciones y la advertencia de Cristo en *Mt 7, 21-23:* _“No todo el que diga Señor, Señor, se salvará”_?_
2) _¿Qué riesgos y peligros tienen para la vida cotidiana tomarse de manera muy simple y subjetiva la relación con Cristo?_
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc