-
Liturgia<📖>Apologética
De la Liturgia de la Palabra
Semana XXXI del T.O. (B)
Fecha: Miércoles, 7 de noviembre de 2018Comentario: En la reflexión de la Palabra se mantiene la línea de la radicalidad del seguimiento, dirigida a los discípulos que son llamados a servir, a vivir su carisma específico en la Iglesia. Las sentencias y parábolas del evangelio de hoy muestran lo exigente que es el seguimiento de Jesús.
Se parte de las condiciones, para que alguien sea discípulo de Jesús tiene que: (1) “odiar a los padres”, desde la comprensión de rehacer los compromisos que el discipulado exigía en aquellos tiempos ante la familia; y, (2) “cargar la cruz y seguirlo”. Esto no es sólo para darse golpes de pecho, sino de la necesidad de actuar con amor.
Así, el discipulado de Jesús no es un asunto para cualquiera. El Evangelio lo deja claro, aunque el texto concluya de manera desconcertante. A la doble reflexión de las parábolas sobre la capacidad para llevar a buen término la opción adoptada, se compara la renuncia de los bienes como una liberación a su dependencia: La pobreza es parte integral del seguimiento de Jesús; Sin renunciar a los bienes no hay discipulado; Ser-discípulo implica vivir en continuo aprendizaje del Maestro; Los bienes y los honores impiden aprender de él, lo mismo la seguridad que brinda el entorno familiar e incluso, el amor a sí mismo.
Así, se combate a quienes emplean la religión con fines lucrativos, o replantean el amor de Dios a quiénes hacen fortuna en beneficio propio. Dos posturas que corroen la Fe.
Jesús llamó a sus seguidores para que le siguieran y se convirtieran en sus discípulos. Según los Evangelios, ser-discípulo consiste en » seguir a Jesús» (Mc 1,18), en «ir detrás de él» (Mc 1,20) o «estar con él» (Mc 3,14). Ser discípulo implica, por tanto, una relación dinámica con Jesús. No basta con adularlo, sino vivir con el-otro en la pobreza. Estos aspectos diferencian el actuar del verdadero cristiano del que todavía tiene un largo caminar por llegar a serlo.
El discipulado es elemento central en el ministerio de Jesús. Su actuación, su forma de vida y sus enseñanzas se dirige en buena parte los primeros discípulos, sobre todo a los más cercanos, quiénes observaban, aprendían, preguntaban (…)
Los discípulos desempeñaron también un papel decisivo en la continuidad de su proyecto, pues ellos fueron quienes conservaron la tradición sobre Jesús y quienes difundieron su mensaje. Es importante destacar que los discípulos cultivaron dos actitudes: la fe en Jesús, y la capacidad de comprender sus enseñanzas. Estas son, de hecho las dos cualidades que mejor caracterizan al discípulo ideal en el evangelio de Mateo.Ser discípulo de Jesús significa ante todo seguirle (Lc 9,60; Mc 1,18; 10,28), ir detrás de él (Mc 1,17.20) . Estas expresiones tienen un triple sentido en las tradiciones sobre el discipulado. Se refiere al seguimiento físico, e implican ir físicamente detrás de Jesús con el objeto de aprender de él; no sólo de sus palabras, sino también de su forma de actuar con la fidelidad a su mensaje (Jn 9,28), estilo y la forma de misionar (Lc 22,35-36). La actitud vital consiste en amar, compartir su estilo de vida y convertir a la gente, bautizándolos en nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu santo (Mt 28,19).
Para finalizar, hay que estar dispuestos seguir radicalmente a Jesucristo, compartiendo su destino en unión y comunión con Él, al que hay que creer como la Palabra definitiva y Testimonio de Dios (Jn 1,14-16; Hb 1,1-4). Así, como nuevo Pueblo depositario de las promesas divinas y de la salvación de Dios (Rm 1,16-17; Ef 1,5). El seguimiento supone, pues, acompañar a Jesús para escuchar sus enseñanzas, ver sus signos y vivir como él vivía y compartir su suerte.
Preguntas para compartir:
1. ¿Qué condiciones debe tener un discípulo de Jesús?
2. ¿Qué significa “odiar a padres”?
3. ¿Cómo llevo mi cruz?
4. ¿Criterios para decidir el camino a hacer?
Elaborado por:
D. Dr. Ludwig Schmidt H