Apologética en la Liturgia de la Palabra
COMPASIÓN CON LOS MIEMBROS DE LAS SECTAS
Jueves, XIX Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Lecturas del día: Jos 3, 7-10. 11. 13-17; Sal 113, 1–6; Mt 18, 21—19, 1.
Comentario:
La compasión es la actitud que Cristo nos pide tener hacia hermanos que ofenden la santa Iglesia Católica por su ignorancia y desconocimiento de lo que rechazan y condenan. En lugar de caer en resentimientos hacia ellos, o de mirarlos como enemigos a vencer en batallas bíblicas, Cristo nos pone de frente su propio ejemplo de compasión hacia quienes le calumniaban, le martirizaban y le conducían a la muerte.
Por su gran compasión hacia nuestras propias miserias, nos impone la justa exigencia de ser misericordiosos con los grupos sectarios que persiguen la Fe verdadera enceguecidos por la desinformación y adulteración del evangelio, de la que han sido afectados por otros a quienes, con premeditación, desvirtúan la Fe con el fin de hacer de ella un negocio para lucrarse, y enfrentar, entre sí, a los hijos de Dios.
Les dejo algunos fragmentos de un escrito de San Francisco de Sales, como ayuda para profundizar y entender este llamado a la compasión que Cristo nos está haciendo hoy:
«¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?». (Mt 18, 33)
_«La primera palabra que nuestro Señor pronunció sobre la cruz fue una oración por aquellos que le crucificaban; hizo lo que escribe San Pablo: «Cristo, en los días de su vida mortal…, presentó oraciones y súplicas » (Hb 5, 7). Por cierto, quienes crucificaban a nuestro divino Salvador no lo conocían, porque si lo hubieran conocido no lo habrían crucificado (1Co 2, 8)».
«Nuestro Señor pues, viendo la ignorancia y la debilidad de los que le atormentaban, comenzó a excusarles y a ofrecer por ellos este sacrificio a su Padre celeste, porque la oración es un sacrificio…: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen» (Lc 23, 34). Qué grande era la llama de amor que ardía en el corazón de nuestro dulce Salvador, que en el culmen de sus dolores, al tiempo que la vehemencia de sus tormentos parecía quitarle el poder de rezar por sí mismo, pudo por la fuerza de su caridad olvidarse de sí mismo, pero no de sus criaturas…»
«Quería así darnos a entender el amor que nos tenía, que no podía disminuir por ningún tipo de sufrimiento, y enseñarnos a nosotros cómo debe ser nuestro corazón con respecto a nuestro prójimo…»(1)
Fuente:
(1) Documento en línea: San FRANCISCO DE SALES. Sermón para el Viernes Santo, 25-03-1622. [deiverbum.org/mt-18_21-hasta-19_01/]
Para compartir:
1.- ¿Qué motivos nos debe mover para ser compasivos con las personas que nos ofenden?
2.- ¿Por qué la gran mayoría de los miembros de las Sectas merecen ser tratados con mucha compasión?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc