Apologética en la Liturgia de la Palabra
COMPARTE ESTO CON UN TESTIGO DE JEHOVÁ
Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario, solemnidad.
Lecturas del día: Is 25, 6-10; Sal 22, 1-6; Flp 4, 12-14. 19-20; Mt 22, 1-14
Comentario:
La profecía de Isaías, que hoy trae la primera lectura, ofrece un conmovedor recuerdo que puede ayudar a quien esté recibiendo o enseñando doctrinas de los Testigos de Jehová.
Carely Delgado (Santa Ana del Táchira, Venezuela) fue Testigo de Jehová por muchos años. No salía del asombro al leer ese pasaje directamente de la misma traducción bíblica que los Testigos de Jehová (Nuevo Mundo) le dieron para que solo usara esa y no otra; porque, según ellos, esa es la única Biblia que contiene la verdad. Carely no lograba entender por qué los dirigentes y todos los miembros de los Testigos de Jehová insisten en decir que sólo Jehová es Dios, ¡y que Jesucristo no lo es!, si en su mismísima Biblia todo el capítulo 25 de Isaías, que abiertamente habla de Jesucristo, en varias ocasiones declara que Él es Jehová.
Yo le mostraba desde el versículo ocho, pero ella quería leer todo, desde el inicio del capítulo. Y más perpleja se ponía a medida que iba leyendo. Decía una y otra vez: “¡Pero si aquí habla de Cristo!”. Fijó, sobre manera, su atención en los versos seis y ocho donde, respectivamente, dicen: «Y Jehová de los ejércitos hará para todos los pueblos, en este monte, un festín» y, también, refiriéndose a Jehová: «…Él se tragará la cara de la envoltura que envuelve a toda la tierra, (…). Él realmente se tragará la muerte para siempre, y el Señor soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro».
El impacto mayor llegó con el versículo nueve, en la misma Biblia de ellos, donde refiriéndose proféticamente a Cristo, declara abiertamente su divinidad: «Y en aquel día uno ciertamente dirá: ¡Miren!, éste es nuestro Dios. Hemos esperado en Él, y Él nos salvará. Éste es Jehová…».
El Salmo Responsorial y el Evangelio confirman la reiteración de la profecía de Isaías del anuncio de la venida de Dios al mundo para cargar sobre sus hombros al hombre herido por el pecado; y su naturaleza divina, de llevar junto a Él a la eternidad, a quienes en la hora de su partida de este mundo tengan su alma limpia y sin mancha ni pecado. Esto se abraza bíblicamente con lo escrito en estos otros pasajes donde también se evidencia la Doctrina, se revela que Cristo es Dios:
.- «Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado» (Jn 5, 22-23).
.- «…todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios” (Rm 14, 10).
.- «Porque es necesario que todos nosotros seamos puestos al descubierto ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba conforme a lo que hizo durante su vida mortal, el bien o el mal» (2Co 5, 10).
Llama la atención el primero de los pasajes (cf. Jn 5, 22-23). En él, se afirma que el Padre entregó al Hijo todo poder y facultad para juzgar nuestros actos en este mundo, para que al Hijo, todos le rindamos el mismo tipo de tributo, trato, honor y adoración de Dios.
Para compartir:
1.- ¿Por qué la doctrina de los Testigos de Jehová, sobre Cristo, dice una cosa, pero en su propia Biblia dice otra?
2.- ¿Cuáles son las referencias directas a la divinidad de Cristo que se encuentran en el capítulo veinticinco de Isaías?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc