La trampa del alcoholEl que ingiere licor hasta el exceso generalmente lo ve bien por las emociones que siente en el momento o porque le sirve de excusa, ya que siente que olvida sus amarguras y adversidades. Sin embargo ese alivio es falso puesto que sólo evade o escapa de una realidad momentánea y, por más que aumente la intensidad del vicio, sigue estando allí el problema más pesado y difícil de resolver; ahora tiene el añadido de la debilitación extrema de la propia voluntad, que lo incapacita para hacerle frente.
Un alcohólico es un abatido que necesita ser levantado y llevado en camilla a la recuperación, pues cayó de una batalla que tiene ante sí, que no fue con balas, ni granadas, ni cañones de guerra, sino retos morales que la vida nos presenta y que todos los seres humanos en lo cotidiano deben afrontar y superar.
En relación con esto, el psicólogo Octavio Escobar sostiene:
«En las emociones no está Dios. En un concierto, en un partido de fútbol, tomando cerveza, sentimos bonito, pero allí no está Dios. Si ahí estuviera Dios, el marihuanero al fumar marihuana sentiría a Dios en su traba, pero no. Porque al fumar marihuana también se sienten emociones, se siente bonito, pero ahí no está Dios. La emoción del alcohol, de la droga es grande. Pero no me llevan a Dios. Estas emociones, esta felicidad, son del cuerpo y no del alma. Son del cerebro límbico, como los animales, pero no nos han llevado a trascender.
Muchos creen que donde hay emociones está Dios. Y no es así. Las emociones no son certeza absoluta de la presencia de Dios. Cuando hay una emoción, sea buena o no, eso no es signo de que Dios esté ahí. De su presencia. Podríamos emocionarnos satánicamente, y carnalmente. Sí. Ante un estriptis, me siento emocionado, eso no es signo de la presencia de Dios en mi vida en ese momento. Muchas de nuestras emociones, son perrunas y no conscientes. Son del cuerpo, no del alma. Son de la carne, no del espíritu. Jn 3, 6: “lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu”» (1)
Para compartir:
1.- ¿Por qué el alcohólico debe poner de su parte y buscar ayuda?
2.- ¿Cuál es el engaño de las sensaciones agradables que produce la ingesta alcohólica?
Elaborada por:
P. Héctor Pernía, mfc
Fuente:
(1) Ps. ESCOBAR, Octavio; «Diplomado en Sanación Interior»; Transcripción y citas bíblicas por el P. David Bastidas, AMGD; Colombia; 2020 pág. 159.
El contenido del texto fue tomado de la ‘Guía de Auxilio Espiritual’ elaborada por el mismo autor de esta publicación.
