Solemnidad de Cristo Rey del Universo
*Lecturas del día:* Ez 34, 11–12. 15–17; Sal 22, 1–3, 5–6; 1Cor 15, 20–26. 28; Mt 25, 31–46.
Comentario:
Jesucristo, además de ser el Rey del Universo, es Dios; y, la ruta para mostrar por qué Él es Dios, la conseguimos en el evangelio de hoy:
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.” (Mt 25, 31-33)
Tal vez alguien objete diciendo: ”Allí no dice que Cristo es Dios”. ¡Claro! No lo verá si lee olvidando su contexto y todo el resto de la Biblia.
Presta atención a todos estos atributos mencionados en el evangelio, que pertenecen y refieren a Jesucristo, y que llevan a reconocer su divinidad: “El Hijo del hombre”; “vendrá con todos sus ángeles”; “se sentará en su trono de gloria”; “separará a las ovejas de los cabritos”
▪️ “Hijo del hombre”: quiere decir, Dios se hizo hombre sin dejar, por ello, de ser Dios.
▪️ “Vendrá con todos los ángeles”: porque es Dios, ellos le pertenecen, le sirven, le adoran y le dan gloria.
▪️ “Se sentará en trono de gloria:” la gloria que le acompaña y el trono que preside, hablan de su majestad divina y su autoridad suprema sobre todos los seres y bienes, espirituales y materiales.
▪️ “De todas las naciones, separará a las ovejas de los cabritos:” Cristo es el único Juez universal y supremo que juzgará a todos los hombres y todas las naciones. Ningún arcángel tiene tal poder y atribución.
Veamos en la primera lectura, tomada del libro de Ezequiel, que Dios es quien habla, y todo lo que anuncia que viene a traer al mundo es, exactamente, lo que Cristo dijo, es, hizo y hará por los siglos de los siglos. Dijo Dios, por medio del profeta Ezequiel: «En cuanto a vosotras, ovejas mías, así dice el Señor Yahvé: He aquí que yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío” (Ez 34, 17). Si le preguntas al profeta Ezequiel, ¿quién es el que vino a juzgar a las naciones? Él contestará: “¡es Dios!”; y, si le haces esa misma pregunta al evangelista Mateo, responderá: “¡Jesucristo.”
Es necesario leer Jn 5, 22-23, ya que aquí está una poderosa razón para reconocer la divinidad de Jesucristo: “Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado.”
El Espíritu Santo nos manda darle a Cristo el mismo trato y gloria que al Padre, por ser ambos de la misma naturaleza y majestad: el trato y la honra de la adoración. Al Hijo todos le debemos y necesitamos adorar de la misma manera que al Padre. Si Cristo no fuera Dios, estaría eternamente prohibido darle a Cristo la misma honra que al Padre.
Para compartir:
1.- ¿De qué modo revelan la divinidad de Jesucristo los textos bíblicos de la Liturgia de hoy?
2.- ¿Qué otros argumentos fundamentan su divinidad?
Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc
