Jueves, Octava de Pascua.
Comentario:
Andan cambiando la forma de dirigirse a los hombres y mujeres, sin percatarse que de ese modo están descristianizando al ser humano.
El Salmo de hoy nos revela la dignidad de señorío que Dios le otorgó al hombre sobre el resto de la creación. Dice el salmista: “le coronaste de gloria y dignidad, le hiciste señor de las obras de sus manos, y todo lo sometiste bajo sus pies” (Sal 8, 6-7). Pero, en amplias regiones del llano, del occidente, oriente y sur de Venezuela, el protestantismo en general, afirma que se comete pecado de idolatría si a un ser humano le dicen ‘señor’ o ‘señora’. Tal vez ignoran que el vocablo ‘señor’, proviene del griego ‘adonai’, y tenía dos modos de uso: se escribía con la primera vocal en mayúscula para referirlo a Dios *(cf. Sal 109,21; 130,3; 141,8), y con minúscula cuando se refería a personas comunes y corrientes.
En estos pasajes se usa el término ‘señora’ para las mujeres con toda normalidad: Gn 16,4; 16,9; Is 24,2; 2Jn 15 Decir que la palabra ‘señor’ es solamente para Dios, y no para usarla con hombres, es algo anti bíblico y no es más sino una estrategia del maligno para tratar de alejar de la Iglesia Católica a la gente y, sobre todo, para impedir que las personas conozcan y gocen de un don que Dios le dio al hombre y no a él.
Decirle ‘señor’ o ‘señora’ a un hombre, o a una mujer, es reconocer la dignidad y autoridad que Dios le otorgó al ser humano sobre toda la creación (cf. Gn 1,26; Sal 8,5-9). Dios hizo al hombre partícipe de su divinidad haciéndole a su imagen y semejanza; de modo que no es tan sólo ‘varón’ y ‘varona’, sino también, ‘señor’ y ‘señora’, con minúscula, para diferenciarlo de ‘Señor’, con mayúscula, en los casos cuando se refiere a Dios.
Decir ‘varón’ es rebajar al ser humano en dignidad, es descristianizarlo; en cambio decirle ‘señor’ es actuar acorde a las mismas Sagradas Escrituras, donde, en muchísimos pasajes, es usado ese título para las personas sin que por ello Dios se haya sentido ofendido: Isaac consagró a Jacob diciéndole: “… sé señor de tus hermanos…” (Gn 27,29). Otro ejemplo: “Así obedeció Sara a Abraham, llamándole señor” (1Pe 3,5-6). Y así como estos, hay muchísimos casos más: Gn 24, 18. 27. 42. 55. 56. 65-67 y Mt 13,27. (Ver: GB, Nº 221-222).
Fuente: Guía Bíblica Hospitalitos de la Fe,_ n 331
Preguntas para compartir:
1¿Has visto esa misma costumbre y doctrina protestante en otros lugares?
2 ¿Qué otros motivos podrían argumentar que se le pueda y deba decir ´señor’ a los padres de familia o a una persona mayor de edad?
Elaborada por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc.