IV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B / Año impar.
*Lecturas del día:* Dt 18, 15-20; Sal 94; 1Cor 7, 32-35; Mc 1, 21-28.
*Comentario:*
Hoy se oye hablar mucho acerca de falsos profetas (cf. Mt 24, 5. 11. 24), pero pocos son los que saben distinguirlos. En la primera lectura de este domingo, Dios nos pone alerta para que ninguno sea engañado por ellos; y nos da esta indicación para distinguirlos y denunciarlos:
“Pero si el profeta tiene la presunción de decir en mi nombre una palabra que yo no le he mandado decir, o si habla en nombre de otros dioses, ese profeta morirá.” (Dt 18, 20).
He aquí otra señal que nos da el Señor a través de su evangelista Mateo: “Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, que harán grandes signos y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos. ¡Mirad que os lo he predicho!” (Mt 24, 24-25).
El falso profeta sencillamente es un mentiroso; pone en boca de Dios lo que no son más que sus propias fantasías e imaginaciones. El verdadero profeta, en cambio, hace silencio de sí mismo y sólo dice lo que Dios le ordena. Los falsos profetas presumen ser de Cristo con señales, milagros, prodigios, palabras suaves, aparentes oraciones; con ello impresionan y cautivan a los más sencillos e incautos *(Rm 16, 17-19)*. Engañan a quienes, por su desconocimiento bíblico o por su estado de necesidad o de tribulación, no los logran descubrir y caen en sus redes.
Así como ninguno está de acuerdo que le roben, tampoco debería aceptar que le mientan. Más aún, si dice amar y respetar a Dios y a Su Palabra, ¿Por qué no exige de esos “profetas” (“apóstoles” o “pastores”) la legitimidad que viene de Dios y que encontramos en Su Palabra? ¡Qué lamentable que haya católicos que se han dejado engañar y estafar: a lo que enseñan los sacerdotes católicos se hacen los sordos!; ¡pero a los enemigos de su Iglesia, a ellos sí les regalan fácilmente sus oídos, su tiempo y su dinero!
Si eres una persona diferente, que quiere proteger su fe y la de su más cercanos ante esos falsos profetas (y siguiendo Dt 18, 21, “…dices en tu corazón: «¿Cómo reconoceremos la palabra que no ha dicho Yahvé?»), aquí tienes la respuesta y la instrucción que Dios te da: “Si el profeta habla en nombre de Yahvé, y no sucede ni se cumple la palabra, es que Yahvé no ha dicho tal palabra; el profeta lo ha dicho por presunción; no le tengas miedo.” (Dt 18, 22).
Pedimos a Dios que esos hermanos, que se han dejado engañar, investiguen a quienes se autoproclaman “profetas” (con la luz que tenemos en Dt 18, 22). Vean su pasado, sus premoniciones incumplidas y que han modificado con el tiempo; con la guía del Espíritu Santo, podrán descubrir a esos lobos disfrazados de corderos.
*Para compartir:*
1.- ¿Has visto personas proclamándose o presentándose como profetas? ¿Eran realmente profetas?
2.- ¿Qué signos acompañan a un verdadero profeta?
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc