02 DIC / B
Miércoles, 1ra Semana de Adviento.
*Lecturas del día:* Is 25, 6–10; Sal 22, 1–6; Mt 15, 29–37.
*Comentario:*
¡Qué hermosos son los textos bíblicos de hoy! Cualquier Testigo de Jehová que deje los miedos a las amenazas de sus superiores, y como pez en el agua medite *Is 25, 1-10,* terminará llorando de dolor por haber ofendido tantas veces a Cristo y haber hecho tanto daño, a sí mismo y a otros, negando que Él es Dios. Pueden usar la misma y única Biblia que su propia Organización les hizo y les permiten leer, ya que al final obtendrán el mismo final: reconocerán que Cristo es el Dios verdadero y la vida eterna, y doblarán sus rodillas ante Él para adorarle.
La humanidad toda ha de inclinarse ante Cristo agradecida por haber quitado el velo del sufrimiento que oprimió durante siglos a los hombres, luego que, por el pecado de nuestros primeros padres, vivieron oprimidos por el dominio de la muerte y el pecado.
Los antiguos esperaban la llegada del Redentor para proclamar: _»Ahí tenéis a nuestro Dios: esperamos que nos salve; éste es Yahvé en quien esperábamos; nos regocijamos y nos alegramos por su victoria.»_ *(Is 25, 9)* Los de estos tiempos, al meditar las bondades que Cristo realiza en pro de los cojos, los lisiados, ciegos, mudos y otros muchos, no podemos menos, que hacer que se cumplan también en nosotros las santas profecías, postrarnos ante Cristo y declarar, al unísono: _“Eres nuestro Dios, te sacrificaste en la cruz para pagar con tu muerte el precio de nuestras rebeliones. Eres Yahvé, en quien esperábamos. Nos regocijamos y nos alegramos por tu victoria, porque venciste a la muerte y al tercer día resucitaste para siempre”._
Todo aquel que examine con transparencia y con la guía del Espíritu Santo el capítulo 25 de Isaías, verá de manera espléndida ante sus ojos el anuncio de la venida de Cristo, y sabrá que Él es Dios. Con la misma disposición, quien se adentre en todos los escenarios y hechos de Cristo, en el Nuevo Testamento, tendrá en su corazón el palpitar del gozo al contemplar esa misma Buena Nueva.
No es Jesucristo un prodigioso médico que sana a todo enfermo que toque, ni un iluminado mago de Dios que multiplica los panes, los peces, o cuanto se le ocurra. Sería irrespetar su Dignidad y pretender reducirlo a una mera criatura. Tampoco es algún arcángel, pues ninguno de ellos, sino solo Dios, posee el poder para quitar del mundo el dominio de satanás sobre la muerte, y ninguno tiene el poder de darle vida a los hombres, como sí lo hace Jesucristo, el único Mediador de la vida eterna *(1Tim 2, 5).* Es Dios que tiene el poder de dar vida y la da en abundancia *(Jn 10, 10).* Él lo declaró: _“Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo”_*(Jn 10, 17)*
¡Sea por siempre bendito y adorado el nombre de nuestro Señor Jesucristo! ¡A Él, sea la gloria, la honra y adoración, por los siglos de los siglos! Amén.
▪️Ver también: *Jn 5, 18; Mt 1, 23; Mt 22, 41-46; Lc 1, 43; Mc 16, 19.*
Para compartir:
1.- _¿Qué señales nos da la Palabra de Dios hoy para darnos cuenta que Cristo es Dios?_
2.- _¿Qué sería de nuestra salvación si resultara, como dicen los Testigos de Jehová, que Cristo no es Dios?_
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc
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