
Apologética en la Liturgia de la Palabra
La Anunciación del Señor, Solemnidad.
*Lecturas del día:* Is 7, 10–14; Sal 39, 7–11; Hb 10, 4–10; Lc 1, 26–38
Comentario:
Fui desbordado por la belleza y hondura de los escritos de su santidad el papa Emérito Benedicto XVI sobre la Virgen María, en torno a este magno misterio de la fe cristiana: _la encarnación en su vientre de su Hijo Jesucristo._ Nos ayudarán a entender que, conociendo más de María, sentiremos que el corazón se nos aproximará más y más a Cristo. Les compartiré algunos de ellos. No los lean de prisa, disfruten del contenido de cada una de sus palabras:
[Homilía del 14-05- 2009]
*- El Espíritu que «vino sobre María» (cf. Lc 1, 35)* es el mismo Espíritu que aleteó sobre las aguas en los albores de la creación *(cf. Gn 1, 2).* Esto nos recuerda que la Encarnación fue un nuevo acto creador.
*-* Él (Dios) no impone su voluntad, no predetermina sencillamente el papel que María desempeñará en su plan para nuestra salvación: él busca primero su consentimiento. Obviamente, en la creación original Dios no podía pedir el consentimiento de sus criaturas, pero en esta nueva creación lo pide. María representa a toda la humanidad. Ella habla por todos nosotros cuando responde a la invitación del ángel.
*-* San Bernardo describe cómo toda la corte celestial estuvo esperando con ansiosa impaciencia su palabra de consentimiento gracias a la cual se consumó la unión nupcial entre Dios y la humanidad. La atención de todos los coros de los ángeles se redobló en ese momento, en el que tuvo lugar un diálogo que daría inicio a un nuevo y definitivo capítulo de la historia del mundo. María dijo: «Hágase en mí según tu palabra». Y la Palabra de Dios se hizo carne.
[Ángelus, 25-03-2007]
*-*El «sí» de María es el reflejo perfecto del de Cristo mismo cuando entró en el mundo, como escribe la carta a los Hebreos interpretando el Salmo 39: «He aquí que vengo —pues de mí está escrito en el rollo del libro— a hacer, oh Dios, tu voluntad» *(Hb 10, 7).* La obediencia del Hijo se refleja en la obediencia de la Madre, y así, gracias al encuentro de estos dos «sí», Dios pudo asumir un rostro de hombre. Por eso la Anunciación es también una fiesta cristológica, porque celebra un misterio central de Cristo: su Encarnación.
[Homilía, 25-03-2006]
*-* Al celebrar la encarnación del Hijo no podemos por menos de honrar a la Madre. A ella se dirigió el anuncio angélico; ella lo acogió y, cuando desde lo más hondo del corazón respondió: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38), en ese momento el Verbo eterno comenzó a existir como ser humano en el tiempo.
*Para compartir:*
1.- ¿Cuál de los textos te llamó más la atención? ¿Por qué?
2.- ¿Desvirtuar y adversar la dignidad de María, deja igual la relación de una persona con Cristo?
*Elaborado por:*
P. Héctor Pernía, mfc