Santa María Magdalena, Fiesta.
*Lecturas del día:* Ct 3, 1–4 o 2Cor 5, 14–17; Sal 62, 2–9; Jn 20, 1-2. 11-18
Comentario:
El extravío de muchos cristianos comienza desde el bautismo. Esa es la puerta de entrada al cristianismo. No es de extrañarse entonces que en dicha puerta esté el diablo metiendo zancadillas para desunir y dispersar el rebaño.
Hoy, el conjunto de los textos bíblicos de la Liturgia de la Palabra nos entrega, con el testimonio de María Magdalena – de quien celebramos su onomástico – el significado y modo de cómo cada cristiano ha de concebir y vivir el bautismo. También podremos hallar poderosas razones para bautizar los niños recién nacidos, y rebatir la falsa doctrina de los grupos protestantes, de admitir el bautismo sólo para personas adultas o que ya hayan adquirido uso de razón.
Bautizarse – o, estar bautizados – es morir voluntariamente a la vida de pecado, para que así pueda nacer y existir un hijo de Dios; porque los hijos de Dios no pecan (cf. 1Jn 3, 6; 5, 18), y los que pecan son del Diablo (cf. 1Jn 3, 10). Estar bautizados implica, entonces, estar siempre vigilantes para no caer, para no pecar. Bautizarse es un punto de culminación y corte a una vida de pecado y mundanidad, para renacer a una nueva vida en Jesucristo, siguiendo y viviendo sus mandatos y enseñanzas.
De estas consideraciones se desprende una indiscutible razón, por la cual, todo infante recién nacido está en pleno derecho de participar del bautismo, porque, ¿de qué vida de pecado necesita arrepentirse?, ¿de qué faltas debe corregirse?. En todo caso, si de morir al ‘viejo yo’ se trata, los niños recién nacidos solo necesitan morir al pecado original; que, ni siquiera, fue cometido por ellos; sino que lo adquirieron o contrajeron por efecto propagador del pecado que nuestros primeros padres, en el paraíso cometieron, y que alcanzó en pleno a toda la humanidad. Es así que, justo porque su muy tierna edad no le da posibilidad de ir por cuenta propia a gozar de tan preciosos dones, el niño tiene necesidad de ser llevado por sus padres al bautismo; para poder, él también, participar del gozo y del beneficio de la Redención de nuestro Señor Jesucristo (cf. Rm 5, 12-19). Si se le brinda la ayuda de llevarlo para que le pongan las vacunas que le protejan su cuerpo de las enfermedades terrenales, ¿cómo no llevarlo para que reciba la vacuna que le libere de la muerte espiritual ocasionada por el antiguo pecado cometido en el Edén?
Lamentablemente, una inmensa parte de los católicos, por ignorancia, viven remotamente lejos del bautismo cristiano, porque se resisten a salir de su encasillamiento de ir a recibirlo, tal cual, como ir a un supermercado a comprar un producto. Entran, toman lo suyo, y se van de ahí sin compromisos ni obligaciones de ningún tipo con quien le atendió; o, lo hacen, para salir de un acto social o familiar que se debe cumplir para mantener una costumbre adquirida de sus antepasados. ¿Cómo verán los protestantes el camino de regreso a Casa, si los católicos se lo invadimos de basura y escombros?
Para compartir:
1.- ¿En qué consiste estar bautizados como cristianos?
2.- ¿Qué argumento, presente en la publicación, fundamenta el bautismo de los niños?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc