Apologética en la Liturgia de la Palabra*
Fecha: 02 de febrero.
Jueves, IV Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo A
La Presentación del Señor, fiesta.
Lecturas del día: Ml 3, 1-4 o Hb 2, 14-18; Sal 23, 7-10; Lc 2, 22-40 o Lc 2, 22-32.
Comentario:
En el evangelio de hoy encontramos a José y María llevando al niño Jesús, apenas a ocho días de nacido, para circuncidarlo y consagrarlo a Dios.
“Cuando llegó el día en que, de acuerdo con la Ley de Moisés, debían cumplir el rito de la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, tal como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor” (Lc 2, 22).
Tal consagración se hacía mediante el rito de la circuncisión, con ésta se establecía y sellaba la Alianza o Pacto entre Dios y su pueblo elegido. Eso se puede leer en Gn 17, 9-14:
“…En adelante y para siempre, todo varón entre ustedes deberá ser circuncidado a los ocho días después de su nacimiento, tanto el nacido en tu casa, como el extranjero que haya sido comprado como esclavo. Sea que hayan nacido en tu casa, o hayan sido comprados como esclavos, deberán ser circuncidados”.
El rito de la circuncisión en el Antiguo Testamento (a los ocho días de nacido el niño), es semejante a un largo y caudaloso río que desemboca en las aguas del Bautismo, una vez llegado el pueblo de Israel al mar de la Nueva Alianza: a Jesucristo. Y, si fueron introducidos los niños en el cauce de la antigua Alianza mediante la circuncisión, ¿de dónde [autoridad], las sectas sacaron e impiden a los infantes entrar al cauce – el Bautismo – que introduce en el nuevo y definitivo Mar, en Jesucristo? ¿Qué acto, culpable, pudieron haber cometido los niños en las aguas de la antigua Alianza, que les pudiera merecer algún castigo de Dios, de impedirles ser miembros de la Nueva? ¿De dónde se toman el derecho las Sectas para echar fuera del gozo de la Gracia a los recién nacidos? ¿No ordenó el Señor: “dejad que los niños vengan a mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los cielos?” (cf. Mc 10, 14).
Al cerrar la puerta de la Gracia para impedir que los recién nacidos pasen a bautizarse en Cristo, las sectas e ideologías anti católicas dejan ver que son obreros del Maligno, usados como ciegos útiles, para impedir que los niños sean herederos de la filiación divina.
Al caminar para ir a Cristo, abre bien los ojos; no sea que la ingenuidad y la distracción te desvíen y caigas en alguna “hueco-iglesia”. Acude a donde se celebra la ternura y catolicidad de Dios, que ha querido que los recién nacidos también sean miembros de su Pueblo y su Alianza; y los miembros más importantes en el Cuerpo de Cristo: la Iglesia.
Para compartir:
1.- ¿Qué consecuencias sufre una familia que rechace el bautismo a los niños?
2.- ¿Qué regalos y bendiciones obtiene de Dios un niño al recibir el bautismo?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc