Tres consejos espirituales para sobrellevar una calumnia:
a) Tómalo de quien viene:
El calumniador no sabe bien lo que es amar, por lo tanto, como decía mi abuela «hay que tomarlo de quien viene». Continúa con tu día a día y muéstrales a los demás qué tan confiable eres en realidad.
La persona que diga las falsas acusaciones sobre ti sólo se dañará a sí misma si sigue hablando y, si se muestra que la declaración es falsa, nadie más le creerá nunca más.
b) Sé misericordioso:
El que sufre por la murmuración también debe ser misericordioso. No es fácil ofrecer amor y misericordia al que ha calumniado y ha quitado, con sus bajezas, el honor de otros, pero hay que pagar mal con bien y recordar sobre todas las cosas que así serás agradable a los ojos de Dios:
“Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros” (Mt 5, 11-12).
c) Recuerda que no eres el único que ha sido calumniado alguna vez:
Una señora muy desolada decidió buscar consolación en el sacramento de la confesión y un sacerdote tan anciano como sabio le respondió:
Hija mía, veo que te han herido profundamente y durante muchos años. Estás muy cansada de sufrir a causa de una persona que no te quiere y que desea herirte.
No sientas odio ni rencor, pues Dios será quien la juzgue. Tú no eres juez de nadie; eres tan solo una hija de Dios muy amada, como todos nosotros, a pesar de nuestros terribles errores y pecados.
A partir de hoy, quiero que te des cuenta de una cosa: esa persona te ha hecho un inmenso favor. Nunca olvides que Jesús fue crucificado.
Su cruz era enorme, pesada y muy difícil de levantar. Los soldados romanos hicieron un gran esfuerzo para elevarla y colocarla en su sitio. Además, una vez levantada, tuvieron que sujetarla con firmeza para que no cayera.
Entonces tomaron grandes rocas, piedras medianas y también pequeñas. Algunas eran tan pequeñas como guijarros, pero todas fueron colocadas al pie de la cruz. ¡Había que lograr que esa enorme y pesada cruz se mantuviera en perfecto equilibrio y no cayera!
Tú eres una de esas piedras que sujetan la cruz. Depende de ti qué clase de roca o piedras quieres ser. Aguanta tu roca; aguanta tu piedra. Cristo hará de ella una gran victoria.
Y recuerda: todo cristiano ha venido a este mundo a “ser un signo de contradicción” (Lc 2, 34).
Para compartir:
1.- ¿Ante una Calumnia, por qué es mejor tomar el camino de la Misericordia que Cristo nos dejó como mandato (cf. Mt 5, 38-39) y no el de la venganza?
2.- ¿Qué enseñanza o moraleja en relación a las calumnias te ha dejado las piedras puestas al pie de la cruz de Cristo para sostenerla?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc
Fuente:
(1) Daud, Maria «3 consejos espirituales para sobrellevar una calumnia»; consultado el 09/12/2024 Disponible en:
https://es.aleteia.org/2016/10/27/3-consejos-espirituales-para-sobrellevar-una-calumnia?ru=15671a5e049e412cb5f3a3fadd34f6d2