Batalla contra espíritus del mal (cf. Ef 6, 12)
Las parejas que deciden vivir juntos para formar una familia deben tener claro que, mientras más se esfuercen por agradar a Dios y hacer todo según su voluntad, sobre todo uniéndose sacramentalmente en Matrimonio, más van a alterar y enfurecer al demonio, porque él no soporta el bien, ni que las almas se salven practicando los Sacramentos, y busca por todos los medios matar cualquier semilla o brote del reino de Dios en la tierra.
Para el demonio la familia es la semilla más sagrada de Dios en el mundo. Por eso, no se extrañe ninguno, ni marido ni mujer, que, mientras más se acerquen a Dios y deseen en su corazón darle lo mejor a sus hijos, más se les van a multiplicar, de un lado o de otro, las tentaciones de la carne y de caer en el adulterio.
Parejas que contraen matrimonio eclesiástico:
No se dejen engañar por el maligno creyendo la falsa promesa de que van a ser felices viviendo de la renta sacramental, imaginando que por la pura ceremonia de la boda, en adelante, Dios va a estar al frente de su matrimonio cuidándolos y alejando a los malos que les quieran hacer daño en la relación. La gran mayoría de estos matrimonios se rompen porque uno de los cónyuges – o ambos – apenas se casan, dejan en el olvido y el abandono la oración personal diaria, la Eucaristía y la Confesión. El fracaso comienza desde el instante en que dejan «para después… porque ahora no tengo tiempo» la atención de su vida espiritual. Se rompen los matrimonios porque el culto se lo rinden a la pereza, la desidia, la flojera, el orgullo, la arrogancia espiritual: «el Yo, en lugar de la Iglesia».
A las parejas que se unen a vivir sin Sacramento alguno se les hace mucho más difícil resistir y vencer las tentaciones de la carne que pone el demonio; y así se ponen a procrear. El solo hecho de un niño que nace, ya es motivo de enojo para el maligno y su objetivo desde la concepción del niño, será acabar la relación de sus padres a través del abandono, la agresión o el abuso, para que éste reciba los embates directos de esa separación y se levante en la vida con daños que le trunquen la posibilidad de ser una persona feliz y de bien, para que de joven y adulto sea un volcán erupcionando lo que recibió de niño: abandono, agresión y abuso hacia los demás.
Para compartir:
1.- ¿Por qué la situación del adulterio es una batalla espiritual?
2.- ¿De qué causas provienen los fracasos matrimoniales y qué desventajas tienen las parejas que viven sin vivir los Sacramentos?
Elaborada por:
P. Héctor Pernía, mfc
Fuente:
El contenido fue tomado de la ‘Guía de Auxilio Espiritual,’ elaborada por el mismo autor de esta publicación.